sábado, 19 de abril de 2014

Capítulo 65. Y SIGO PREGUNTÁNDOME.

No apartaba un segundo la vista de mí. Se había apoyado en la puerta con el codo y tenía la cara girada por completo. Sonriente y tranquila, me contemplaba sin decir nada. No nos hacían falta las palabras. Lo decíamos todo con mirarnos. Era nuestro idioma. Podíamos entendernos solo con miradas, con sonrisas, con un simple movimiento de cabeza. No hacía falta más. Estábamos muy unidas, nos complementábamos.
-La baba. -bromeé.
-No te flipes, tampoco eres tan guapa. -dijo seria, cambiando la dirección de su mirada. -creída. -solté una carcajada.
-Para no ser tan guapa te has enamorado. -asintió dejando caer un "ajá" muy borde. -Te tengo loquita. -repitió el monosílabo. -sí, sí. -reí.
-Capulla, déjame. -me dio un puñetazo en el muslo. Frené el coche. -no, no, otra vez no. -reímos juntas al acordarnos de aquel día.
Paré en uno de esos supermercados que existen en todas las ciudades. Un súper abierto las veinticuatro horas que dura el día.
-Muy romántico, sí. -opinó Malú, asintiendo.
-No te precipites. -la avisé. -quédate aquí. -besé su frente y salí del automóvil directa a la tienda. Compré unas cuantas bolsas de patatas, refrescos y unos bocadillos. Volví al coche y la chica de mis sueños estaba frita. Se había quedado dormida con la cabeza colgando hacia delante. Solté una pequeña risa. Le di a la palanca para que su asiento cediera hacia atrás y pudiera tumbarse. La coloqué con cuidado para no despertarla. No iba a dormir mucho, el camino era muy corto. Ni cinco minutos tardaríamos en llegar…
Aparqué el turismo y me quedé mirándola. Echaba de menos eso. Recuerdo que era de las cosas que más me gustaba hacer cuando pasaba las noches junto a ella.
-Buenos días. -le dije, al ver que se desperezaba.
-¿Ya has comprado…? -se incorporó y la ayudé a poner bien el asiento.
-Sí, bueno, hace un ratazo. -miré el reloj. Había pasado algo más de media hora.
-Ay, es que llevo días sin dormir. -me puse melancólica. Sabía que el motivo de su insomnio era yo.
-Y yo…  
-Eh, no decaigas. -me pidió sonriente. -¿mi cena?
-Qué impaciente eres. -reí. -venga, va. -abrimos las puertas y tomamos aire puro. Me apoyé en la valla que daba al parque del Retiro. Malú caminó hacia el lado contrario, esperando a que el semáforo se pusiese en verde.-¡Eh! ¿Dónde vas?
-Hombre, es el único camino que podemos tomar… -sonreí desafiante y negué con la cabeza. -Marina… no.
-Marina sí. Ven aquí.
-No… -pasó de estar seria a estar divertida. Le dio un ataque de risa. -nos van a pillar.
-¿No decías que te daba igual todo lo demás…? ¿Qué me querías sin importarte nada?
-Pero Marina… -siguió con las carcajadas. -es que… -no cesaba su risa. Uní mis manos y las puse a la altura de mis caderas.-estás colgada, en serio. Y yo más, por seguirte el rollo. -dijo, colocando su pie en mis manos y agarrándose con fuerza a mis hombros para impulsarse. Saltó al interior del famoso parque. Pasé por la verja la bolsa con la comida y salté la valla.
              

Era mucho más bonito que de día. Las farolas alumbraban cada rincón de aquel paraíso. Agarré su mano y caminé sonriente buscando un buen lugar.
-¿Cómo estás tan tranquila…? -me preguntó con la voz temblorosa. -estás loca.
-Por ti. -me gané un beso.
-Esto es demasiado fuerte. -susurró. Cambiamos nuestro tono de voz por si alguien nos oía. El recinto era vigilado por las noches.
-¿Colarnos?
-No, lo nuestro. -lo entendí a la perfección al cruzar nuestras miradas. -joder… la de cosas que me dices con un silencio. -reí flojito. -con solo mirarme me transmites un montón… Me haces volar. Haces que me deje llevar… me haces hacer cosas muy. -dijo más fuerte el adverbio. -locas… eres…
-Te amo. -corté su discurso.
-¿Ves? -dio una pataleta. -joder.-yo me reía. -me dan ganas de matarte, gr.
-¿A besos? -arqueé las cejas. Volví a sacarla de quicio. Zapateó y más me reía yo. Se echó sobre mí y caímos en el recién mojado césped. Tenía tan cerca su boca que no pude resistirme a besarla, pero ella se echó hacia atrás.-Eh… -me agarró ambas muñecas y las apretó contra el suelo. -uh… -clavó sus pupilas en las mías. Sonrió perversa. Metió la mano en la bolsa y sacó uno de los bocadillos. Lo levantó hacia arriba y se mordió el labio. -¿no me iras a dar con eso…?
-Una…dos… -empezó a descojonarse ella sola, perdiendo la fuerza del brazo en alto y dejando caer el bocadillo. La empujé y la dejé bajo mi cuerpo. Me acerqué a su boca y la besé despacio. Sentí como mis vellos se elevaban y la barriga se me encogía. Su mano derecha acarició mi mejilla.
-¿QUIÉN ANDA AHÍ? -gritó un guardia, nos asustamos y cogimos la bolsa rápidamente. La agarré del brazo y nos escondimos tras un gran seto. Vimos la luz que desprendía la linterna del guarda y oímos el sonar de sus llaves.
-Habrá sido algún pájaro. -apareció otro por detrás. Nos agachamos aún más hasta quedarnos en cuclillas. Malú estuvo a punto de caerse. Tiré de su mano para que no cayese y empezó a reírse lo más bajito que pudo. Tapé su boca y le pedí silencio poniendo mi dedo índice delante de mis labios, aunque en realidad, yo también me moría por soltar unas carcajadas. Escapamos del parque por el mismo sitio por el que entramos. Corrimos riéndonos hasta el coche. Se apoyó en la puerta trasera y yo rodeé su cintura. Nos quedamos frente a frente bajo la luz intermitente de una farola.
-Me debes una cena. -dijo, aún con la sonrisa en la cara.
-Pues vamos. -reí. Me retiré y fui a abrir la puerta, pero Malú tiró de mí bruscamente y me besó.
-Ahora sí podemos irnos. -me quedé petrificada. No me lo esperaba para nada. Dio una palmada en frente de mis ojos. -¡despierta! -carcajeó.
Conduje hasta un sitio mucho mejor. Le iba a encantar.
-¿Por qué sonríes tanto? -observó.
-Ya verás… vamos a ir a cenar a un lugar que te va a traer muy buenos recuerdos.
-¿Ah, sí? -estaba inquietante. -acelera, venga. Quiero llegar ya. -al cabo de un rato, aparqué el coche y salí al exterior. -Pero esto… ¿no es tu barrio?
-Ajá. -sonreí. No se acordaba. -Ven. -la agarré de la mano y la guié.
-¡OSTRAS! -me soltó para llevar sus manos a su boca. -joder… -habíamos vuelto al inicio, a donde empezó todo. A nuestro árbol. El que había visto nacer nuestro amor. Ahora estaba espléndido, le habían crecido muchas hojas con la entrada de la primavera.
-¿Cenamos? -pregunté. Nos abrazamos bajo el frondoso árbol.
-Mira, sigue aquí. -rió al ver nuestra huella en el tronco. "M&M 18-12-2015". Fui sacando la improvisada comida mientras ella se acomodaba entre las raíces.
-Qué lujo, por favor. -bromeó al ver lo que había en la bolsa.
-En París nos dimos cuenta que…
-Ya, no lo recuerdes, hazme el favor. -reímos. Tras devorar por nuestra ansiada hambre los alimentos, me levanté y le tendí la mano para que me siguiese. Tiré de ella y nos acomodamos en el césped unos metros por delante del árbol. Me senté, y ella se sentó entre mis piernas. La abracé por detrás y pegó su perfil al mío. Agarramos nuestras manos y miramos hacia arriba. Se veían algunas estrellas.
-No quiero volver a perderte. -susurró. -aún sigo preguntándome por qué lo hice…
-Ni yo… no podemos dejar que eso vuelva a pasar.
-Ojalá Mari vuelva pronto… y adiós problemas.  
-Pues sí… Jorge puede ser muy peligroso…
-No podemos perderle de vista…
-Hay que estar alerta, es muy listo. -justo en ese momento me sonó el móvil. -hablando del rey de Roma…
-Por el teléfono asoma. -completó a su manera el refrán. Descolgué riéndome.
-Sé que estás con Malú. -noté como el corazón de mi chica se aceleraba. -has estado con ella en el Retiro, ¿verdad? -me miró asustada.
-Jorge, no te metas en mi vida.
-Como tu representante debo aconsejarte y advertirte. Aléjate de ella, no te hará ningún bien, te lo aseguro. Tienes que pensar en tu futuro…
-¡Déjame en paz! -exclamé, cortándole. -sé que es lo que me conviene y lo que no.
-Te equivocas, solo tienes 20 años.
-25. -le corregí.
-¿Puedes pasarme a tu… "chica"? O lo que quiera que sea.
-Ni de coña.-le contesté. No iba a dejar que le comiera el coco de nuevo. Ella insistió en hablar. Yo me resistía, pero consiguió cogerme el smartphone. Oía perfectamente lo que hablaba mi mánager.
-La revista sale el lunes. Un trato es un trato. -colgó.

-Mierda… -murmuró con el semblante descompuesto.

1 comentario: