Me aclaré la garganta. Empecé a cantar el estribillo
de" A prueba de ti" a capella, mi único acompañamiento era el sonido
de mis chasquidos. La cantaba despacio, haciendo las pausas correspondientes.
Mi sonrisa se iba iluminando conforme veía a la suya aparecer. Pude ver cómo
nos miraba expectante José desde el salón.
-¿A qué viene esto? -rió Malú, tapándose la boca. Estaba
sonrojada.
-Bueno… así comenzó todo. ¿Recuerdas? -asintió. Unió sus
manos y pulsó el botón imaginario de "La Voz". -¿Qué te parece si empezamos de nuevo? -me
abrazó muy fuerte. Yo me aferré a su delgado cuerpo. Lloré en su hombro. Ella
también lo hacía. Habíamos pasado por unos días horribles… pero eso ya había
terminado. Hoy comenzaba una nueva etapa.
-Perdóname. -sollozó.
-Está olvidado. -le aseguré, fortaleciendo mi promesa con un
beso en la frente. -toma. -le di el ramo.
-Oye, ésta está comida… -observó. Yo solté una carcajada.
-Danka me atracó al entrar. -le expliqué riéndome. -ahí la
tienes. -la perra apareció por detrás con un trozo de rosa en la boca.
-¡EHHH! -le riñó Malú. -que eran para mí… -Volví a
abrazarla, esta vez sonriente. Ya no había ningún rastro de tristeza en
nuestras caras. Echaba tanto de menos su olor, sus brazos.
-¡¡¡¡¡¡CUÑI!!!!!! -su hermano se acercó a la puerta. Me
separó de mi chica para abrazarme a mí. -coño, tú estás más delgada.
-O tú más gordo. -reímos las dos.
-Te has pasado. -dijo serio.
-a mi no me hace ninguna gracia. -silencio con ladridos de Danka de
fondo. -bueno, a ver, he comido un poco más estos días pero… -se tocó la
barriga.
-Era broma, tranquilo.-le di una palmada en la espalda.
-Marina, qué pintas me traes, eh. -rió mirándome de arriba
abajo. José se quedó en la puerta acariciando su vientre.
-Tú eres la que lleva el glossy glossy de la relación.
-bromeé.
-Y yo la grassy grassy… -reímos por el chiste de José. Le
habían marcado mis palabras.
-No es por joder, pero tú no estás en esta relación.
-intervino su hermana.
-Me voy a llorar. -dio un portazo y bajó las escaleras que
daban al jardín junto a la perrita. Nosotras seguimos riendo. Nuestras risas
fueron difuminando hasta desaparecer por completo.
-Te quiero. -dijo, alterando mi cuerpo. Al fin esa sensación
en mí… Me parecieron meses los días que estuve sin ella. -jo… ha sido
insoportable. -volvimos a abrazarnos. Quería tenerla en mi regazo todo el
tiempo que pudiese. Todo el tiempo que había perdido. Y todo el tiempo que nos
quedaba. -Oye, ¿tú hoy no trabajas? Mira que me extraña… estás con la
producción. -miré a otro lado guardándome una risa.-Marina…
-¿Yo? No, no… -reí. Me metió un pellizco. -vale.. tenía que
ir a Galicia a grabar el nuevo videoclip.
-¿Y qué haces que no estás allí? -se separó de mí y puso los
brazos en jarras. Parecía mi madre.
-Tenía algo más importante que hacer. -sonreí. Ella también lo
hizo. Me abrazó de nuevo. Sería más fácil no despegarnos, porque no tardábamos
ni medio segundo en volver a unirnos. -ha sido muy de película… estaba a punto
de arrancar el AVE cuando vi tu mensaje y salí corriendo. Tenías que haber
visto a Jorge…
-Te va a matar…
-Que me mate. Yo ya tengo lo que necesito. -le guiñé un ojo.
Agarró mi nuca con fuerza y estiró su cuello hacia mí. Juntamos nuestros
labios. Hacía tanto que no la besaba que me pareció la primera vez. Sabían
mejor de lo que recordaba.
-Acabo de perder cualquier miedo que tuviese con este beso. -confesó.
-¿Te doy otro por si queda alguno más…?
-Idiota, ven aquí. -rió, volviendo a mi boca. No hay nada
peor que el sonido de un móvil en un beso. Maldije la existencia de la persona
que estaba llamándome. Contesté borde.
-No quiero saber a dónde has ido... Solo te digo que vuelvas
a la estación. Hay otro tren en media hora. -su voz irritable en mi oído. Cómo
lo odiaba. Lo odiaba tanto que cada gesto que venía de él me repugnaba. Leí los
labios de Malú, me decía "ve".
-Eh… -mi chica volvió a articular la palabra "ve".
-está bien. -suspiré. -ya voy.
-Rápido. -colgó. Me mordí la lengua e hice el amago de tirar
el móvil al suelo.
-Pronto nos desharemos de él…
-Suena a película de James Bond, amor.-reímos.
-No me hagas recordar la escenita en el garaje de tu piso.
-fue imaginarlo y salir las lágrimas por mis ojos. Esta vez eran de risa. -anda,
vamos. Te llevo.
Nos despedimos en la entrada de la estación. No llegó a
salir de su coche. Era mejor. Jorge andaba por allí. Nos dimos un largo beso y
prometí invitarla a cenar esa misma noche. Me separé de ella, cosa que creí
imposible cuando la abrazaba después de recuperarla, y caminé hacia el andén.
Me llevé la bronca del siglo por parte de mi representante.
-En el fondo eres una niñata que no sabe ni lo que quiere.
-esa frase fue tan estúpida… no me conocía en absoluto.
-Discrepo en eso. -intervino Ricky. -sabe muy bien lo que
quiere, y no es ninguna niñata. De hecho, es demasiado madura para la edad que
tiene. -para que él hablara se tenían que alinear los planetas. Así que me tomé
aquello muy bien. Consiguió callar al señor de los trajes de chaqueta.
-Zas. -remarcó Pepe
Luí. -pero en toda la boca, vaya. -dijo ahora más bajo para que Jorge no se
enterase. -crack. -le susurró al encargado del bajo. Éste le sonrió tímido.
-Gracias. -le dije sin hablar. Me entendió e hizo una
pequeña reverencia con la cabeza.
Nos subimos en el tren y volví a colocarme como antes, al
lado de mi gran amigo. Estaba todo tal y como lo dejé. Nos sentamos en los
mismos sitios, el AVE era exactamente igual. Me pareció que había parado el
tiempo, había escapado de allí y había vuelto. Aunque una cosa había cambiado,
mi cara.
-Veo que ha ido bien. -me rodeó el hombro el delgado chico.
-Fantástico. -le conté al detalle lo sucedido.
-Estás hecha una Richard Gere. -hice una pedorreta y comencé
a carcajear muy fuerte. Los pasajeros se giraron para mirarme. Me morí de la
vergüenza. Me disculpé con la mano. -tía, contrólate que eres
"famous". -rió conmigo.
Llegamos a eso de las once de la mañana al lugar de rodaje.
El director del videoclip nos preguntó el por qué de la tardanza. Jorge le dijo
que había habido un retraso con el tren. Yo, mientras tanto, era maquillada y
peinada por el equipo. Eso era un lujazo. Siempre había sido muy perezosa para
eso, así que genial. Además, las chicas eran buenas profesionales. Sabían sacar
lo mejor de cada persona.
Rodamos en una playa muy conocida del norte, con olas de
varias metros detrás de mí. Quedaría muy chulo, estaba segura. El veterano
director me enseñó algunas escenas y me encantó el color que le había añadido.
Estaba ansiosa por ver el resultado.
-Ha sido más rápido de lo que esperaba. -opinó mi mánager.
-Marina ha trabajado muy bien. No nos ha dado problemas. Un
placer, sin duda. -me tendió la mano simpático.
-El placer es mío. -sonreí. Miré de reojo a Jorge.
"JÓDETE".
Después de la merienda a la que fuimos invitados, Mercedes
nos explicó que nos quedaríamos en un hotel encantador. Muy del norte, decía. Pero
yo me negaba a pasar la noche allí.
-No empieces… -se quejó el dichoso representante, fastidiando
mis planes como de costumbre.
-¿Qué más te da? -chillé. Ya me había cabreado. -Ya he
rodado el videoclip, ya no tenemos nada que hacer.
-Haz lo que te dé la gana, como siempre. Tú sigue así, que
no vas a llegar a nada. -me guardé las ganas de soltarle una patada y respiré
hondo.
-Yo también me vuelvo a Madrid. -me apoyó el eterno silencioso.
-Marina tiene razón, no tenemos nada que hacer aquí. Prefiero dormir en mi casa
que levantarme temprano mañana para irnos.
-Pues eso, que nos vamos. -remarqué.
-Ale, hasta el sábado. -qué bien, unos días de descanso
antes del siguiente concierto.
Pillamos el tren juntos y tuve la oportunidad de conocer
mejor a mi compañero. Era un desconocido para mí, hasta este día. Era de
Almería y estaba casado con una cordobesa. Tuvieron un hijo muy pronto, cuando
tan solo tenían 25 años. Se ganaba la vida en una orquesta de feria que iba de
pueblo en pueblo por Andalucía.
Al llegar, Malú me esperaba en el coche. Justo en el mismo
sitio en el que nos despedimos.
-No te habrás quedado aquí desde que me fui…
-Me fui porque no encontré razones… -cantó.
-¡Malú!
-¿Pero tú eres tonta? -rió. -sabes que no puedo estarme
quieta.
-Cierto. Anda, déjame conducir a mí, que te voy a llevar a
un sitio muy chuli.
-¿Chuli? -carcajeó.
-Me lo ha pegado Li…
-Ah… ya decía yo. Tú hablando así… -meneó la cabeza. -Oye, ¿ni
un beso?
-Los estoy reservando para esta noche. -se sorprendió abriendo
los ojos. Nos reímos. Le di un cariñoso beso y arranqué el audi. Nos esperaba
una cena muy especial.
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