jueves, 17 de abril de 2014

Capítulo 64. ME FUI

Me aclaré la garganta. Empecé a cantar el estribillo de" A prueba de ti" a capella, mi único acompañamiento era el sonido de mis chasquidos. La cantaba despacio, haciendo las pausas correspondientes. Mi sonrisa se iba iluminando conforme veía a la suya aparecer. Pude ver cómo nos miraba expectante José desde el salón.
-¿A qué viene esto? -rió Malú, tapándose la boca. Estaba sonrojada.
-Bueno… así comenzó todo. ¿Recuerdas? -asintió. Unió sus manos y pulsó el botón imaginario de "La Voz".  -¿Qué te parece si empezamos de nuevo? -me abrazó muy fuerte. Yo me aferré a su delgado cuerpo. Lloré en su hombro. Ella también lo hacía. Habíamos pasado por unos días horribles… pero eso ya había terminado. Hoy comenzaba una nueva etapa.
-Perdóname. -sollozó.
-Está olvidado. -le aseguré, fortaleciendo mi promesa con un beso en la frente. -toma. -le di el ramo.
-Oye, ésta está comida… -observó. Yo solté una carcajada.
-Danka me atracó al entrar. -le expliqué riéndome. -ahí la tienes. -la perra apareció por detrás con un trozo de rosa en la boca.
-¡EHHH! -le riñó Malú. -que eran para mí… -Volví a abrazarla, esta vez sonriente. Ya no había ningún rastro de tristeza en nuestras caras. Echaba tanto de menos su olor, sus brazos.
-¡¡¡¡¡¡CUÑI!!!!!! -su hermano se acercó a la puerta. Me separó de mi chica para abrazarme a mí. -coño, tú estás más delgada.
-O tú más gordo. -reímos las dos.
-Te has pasado. -dijo serio.  -a mi no me hace ninguna gracia. -silencio con ladridos de Danka de fondo. -bueno, a ver, he comido un poco más estos días pero… -se tocó la barriga.
-Era broma, tranquilo.-le di una palmada en la espalda.
-Marina, qué pintas me traes, eh. -rió mirándome de arriba abajo. José se quedó en la puerta acariciando su vientre.
-Tú eres la que lleva el glossy glossy de la relación. -bromeé.
-Y yo la grassy grassy… -reímos por el chiste de José. Le habían marcado mis palabras.
-No es por joder, pero tú no estás en esta relación. -intervino su hermana.
-Me voy a llorar. -dio un portazo y bajó las escaleras que daban al jardín junto a la perrita. Nosotras seguimos riendo. Nuestras risas fueron difuminando hasta desaparecer por completo.
-Te quiero. -dijo, alterando mi cuerpo. Al fin esa sensación en mí… Me parecieron meses los días que estuve sin ella. -jo… ha sido insoportable. -volvimos a abrazarnos. Quería tenerla en mi regazo todo el tiempo que pudiese. Todo el tiempo que había perdido. Y todo el tiempo que nos quedaba. -Oye, ¿tú hoy no trabajas? Mira que me extraña… estás con la producción. -miré a otro lado guardándome una risa.-Marina…
-¿Yo? No, no… -reí. Me metió un pellizco. -vale.. tenía que ir a Galicia a grabar el nuevo videoclip.
-¿Y qué haces que no estás allí? -se separó de mí y puso los brazos en jarras. Parecía mi madre.
-Tenía algo más importante que hacer. -sonreí. Ella también lo hizo. Me abrazó de nuevo. Sería más fácil no despegarnos, porque no tardábamos ni medio segundo en volver a unirnos. -ha sido muy de película… estaba a punto de arrancar el AVE cuando vi tu mensaje y salí corriendo. Tenías que haber visto a Jorge…
-Te va a matar…
-Que me mate. Yo ya tengo lo que necesito. -le guiñé un ojo. Agarró mi nuca con fuerza y estiró su cuello hacia mí. Juntamos nuestros labios. Hacía tanto que no la besaba que me pareció la primera vez. Sabían mejor de lo que recordaba.
-Acabo de perder cualquier miedo que tuviese con este beso. -confesó.
-¿Te doy otro por si queda alguno más…?
-Idiota, ven aquí. -rió, volviendo a mi boca. No hay nada peor que el sonido de un móvil en un beso. Maldije la existencia de la persona que estaba llamándome. Contesté borde.
-No quiero saber a dónde has ido... Solo te digo que vuelvas a la estación. Hay otro tren en media hora. -su voz irritable en mi oído. Cómo lo odiaba. Lo odiaba tanto que cada gesto que venía de él me repugnaba. Leí los labios de Malú, me decía "ve".
-Eh… -mi chica volvió a articular la palabra "ve". -está bien. -suspiré. -ya voy.
-Rápido. -colgó. Me mordí la lengua e hice el amago de tirar el móvil al suelo.
-Pronto nos desharemos de él…
-Suena a película de James Bond, amor.-reímos.
-No me hagas recordar la escenita en el garaje de tu piso. -fue imaginarlo y salir las lágrimas por mis ojos. Esta vez eran de risa. -anda, vamos. Te llevo.
Nos despedimos en la entrada de la estación. No llegó a salir de su coche. Era mejor. Jorge andaba por allí. Nos dimos un largo beso y prometí invitarla a cenar esa misma noche. Me separé de ella, cosa que creí imposible cuando la abrazaba después de recuperarla, y caminé hacia el andén. Me llevé la bronca del siglo por parte de mi representante.
-En el fondo eres una niñata que no sabe ni lo que quiere. -esa frase fue tan estúpida… no me conocía en absoluto.
-Discrepo en eso. -intervino Ricky. -sabe muy bien lo que quiere, y no es ninguna niñata. De hecho, es demasiado madura para la edad que tiene. -para que él hablara se tenían que alinear los planetas. Así que me tomé aquello muy bien. Consiguió callar al señor de los trajes de chaqueta.
 -Zas. -remarcó Pepe Luí. -pero en toda la boca, vaya. -dijo ahora más bajo para que Jorge no se enterase. -crack. -le susurró al encargado del bajo. Éste le sonrió tímido.
-Gracias. -le dije sin hablar. Me entendió e hizo una pequeña reverencia con la cabeza.
Nos subimos en el tren y volví a colocarme como antes, al lado de mi gran amigo. Estaba todo tal y como lo dejé. Nos sentamos en los mismos sitios, el AVE era exactamente igual. Me pareció que había parado el tiempo, había escapado de allí y había vuelto. Aunque una cosa había cambiado, mi cara.
-Veo que ha ido bien. -me rodeó el hombro el delgado chico.
-Fantástico. -le conté al detalle lo sucedido.
-Estás hecha una Richard Gere. -hice una pedorreta y comencé a carcajear muy fuerte. Los pasajeros se giraron para mirarme. Me morí de la vergüenza. Me disculpé con la mano. -tía, contrólate que eres "famous". -rió conmigo.
Llegamos a eso de las once de la mañana al lugar de rodaje. El director del videoclip nos preguntó el por qué de la tardanza. Jorge le dijo que había habido un retraso con el tren. Yo, mientras tanto, era maquillada y peinada por el equipo. Eso era un lujazo. Siempre había sido muy perezosa para eso, así que genial. Además, las chicas eran buenas profesionales. Sabían sacar lo mejor de cada persona.
Rodamos en una playa muy conocida del norte, con olas de varias metros detrás de mí. Quedaría muy chulo, estaba segura. El veterano director me enseñó algunas escenas y me encantó el color que le había añadido. Estaba ansiosa por ver el resultado.

-Ha sido más rápido de lo que esperaba. -opinó mi mánager.
-Marina ha trabajado muy bien. No nos ha dado problemas. Un placer, sin duda. -me tendió la mano simpático.
-El placer es mío. -sonreí. Miré de reojo a Jorge. "JÓDETE".
Después de la merienda a la que fuimos invitados, Mercedes nos explicó que nos quedaríamos en un hotel encantador. Muy del norte, decía. Pero yo me negaba a pasar la noche allí.
-No empieces… -se quejó el dichoso representante, fastidiando mis planes como de costumbre.   
-¿Qué más te da? -chillé. Ya me había cabreado. -Ya he rodado el videoclip, ya no tenemos nada que hacer.
-Haz lo que te dé la gana, como siempre. Tú sigue así, que no vas a llegar a nada. -me guardé las ganas de soltarle una patada y respiré hondo.
-Yo también me vuelvo a Madrid. -me apoyó el eterno silencioso. -Marina tiene razón, no tenemos nada que hacer aquí. Prefiero dormir en mi casa que levantarme temprano mañana para irnos.
-Pues eso, que nos vamos. -remarqué.
-Ale, hasta el sábado. -qué bien, unos días de descanso antes del siguiente concierto.
Pillamos el tren juntos y tuve la oportunidad de conocer mejor a mi compañero. Era un desconocido para mí, hasta este día. Era de Almería y estaba casado con una cordobesa. Tuvieron un hijo muy pronto, cuando tan solo tenían 25 años. Se ganaba la vida en una orquesta de feria que iba de pueblo en pueblo por Andalucía.
Al llegar, Malú me esperaba en el coche. Justo en el mismo sitio en el que nos despedimos.
-No te habrás quedado aquí desde que me fui…
-Me fui porque no encontré razones… -cantó.
-¡Malú!
-¿Pero tú eres tonta? -rió. -sabes que no puedo estarme quieta.
-Cierto. Anda, déjame conducir a mí, que te voy a llevar a un sitio muy chuli.
-¿Chuli? -carcajeó.
-Me lo ha pegado Li…
-Ah… ya decía yo. Tú hablando así… -meneó la cabeza. -Oye, ¿ni un beso?

-Los estoy reservando para esta noche. -se sorprendió abriendo los ojos. Nos reímos. Le di un cariñoso beso y arranqué el audi. Nos esperaba una cena muy especial. 

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