-Un bonito sitio. -dijo la cantante al bajar del coche y
mirar alrededor.
Subimos por el ascensor, a pesar de que era un primero, el
cansancio no me dejaba subir ni un peldaño.
Rebusqué las llaves en la mochila. Bien, el cerrojo estaba
echado. Entré y el olor de mi hogar me invadió. Parecía que había vuelto atrás
en el tiempo y que al cruzar la puerta Vane correría a buscarme... pero no.
- Me tienes en un cuadro? -Malú observó que había una foto
suya enmarcada al lado de los familiares de Vane.
-Sí..la puso ella... cuando decoramos la casa decidió poner
las fotos de sus tíos y primos y claro... yo no podía poner la de nadie y dijo
que tú eras como la única familia que yo tenía, pues acudía a ti cuando me
sentía mal.
-Qué mona... -opinó devolviendo el marco al mueble.
En el fondo la echaba de menos.
-Ponte cómoda. Me cambio en dos minutos. -le dije, caminando
hacia mi habitación. Me vestí decente y me puse algo de maquillaje, sin abusar,
como siempre.
-Lista. -asomé por el pasillo. Seguía en el sofá leyendo
algo en su móvil. Al mirarme sonrió.
-Qué guapa... ¿Vamos? -me preguntó. Asentí. -¿Puedes darme
agua?
-Claro. -fui a la cocina y abrí el frigorífico. Malú rió al
ver que en los electrodomésticos había fotos suyas con nosotras. Solo había una
botella y un par de mandarinas mugrientas. -...¿ya no vive aquí?
-Eso parece. -observó. -pero yo me comeré una de éstas...
-extendió la mano para coger una de las frutas.
-¿Estás tonta? -reí dándole un tortazo en el brazo.
Nos subimos en el coche, siguió conduciendo ella, yo
aproveché para mirar el móvil. Al fin pude usarlo sin bloquearse. 20419
interacciones de twitter. Necesitaba contestar a todo el mundo... pero eso me
era imposible. Quería agradecerles uno por uno su apoyo pero... no daba abasto.
Lo dejé, lancé un mensaje de agradecimiento.
"Muchas gracias por vuestro apoyo, me siento genial
tras ganar el programa!! Esta noche os leo y contesto a los que pueda! Osq!."
Me dispuse a ver los WhatsApp. No tenía muchos, no llegaba a
los 30, la mayoría de amigos y sobre todo, de Lidia, que estaba desesperada.
-¿Pasas de mí ahora que eres famosa? -era el último que
tenía de ella.
-Si yo te contara lo que ha pasado... -le escribí. -Me he
liado con Malú y llevo toda la noche despierta porque su padre se puso malo y
tuvimos que ir a Valencia... no quería que fuese sola y la acompañé. Ahora
estamos aquí, en Madrid, tengo muchas entrevistas. Esta noche nos vemos. -lo
releí y pensé, qué resumen para un día tan intenso...
También vi que mis tíos postizos me habían dejado sus
mensajes de enhorabuena y las ganas que tenían de verme... Me dispuse a leer
los de Vanesa. 123 ponían LO SIENTO. Estos los pasé rápidamente con el dedo,
hasta llegar a un tochaco grande:
"Perdóname, no sé en que pensaba... el caso es que
tienes razón y entiendo que te cabrearas y me dejaras... pero yo no puedo vivir
sin ti. No he podido pisar nuestra casa... es entrar y acordarme de todo lo que
vivimos juntas. Me hace sentir culpable, una mala chica. Yo no puedo más,
Marina. No puedo... te lo juro... necesito volver contigo, que me perdones. O
al menos que hables conmigo." -una lágrima cayó por mi mejilla. Malú no se
dio cuenta, seguía pendiente de la carretera.
"Me alegra muchísimo de que hayas pasado a la siguiente
fase, me siento muy orgullosa de ti, te quiero."
"Oleeeeee, que estás en la semifinal cariño."
"WEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE. ¡Qué has
ganado! Como me gustaría estar ahí contigo...El bar está eufórico, hemos hecho
una pedazo de caja esta noche... La gente no para de beber."
Me limpié las lágrimas disimuladamente, no quería que se
percatara. Sonreí al ver los últimos mensajes. Decidí contestarle:
"He pasado por casa, ahora tengo que hacer unas
entrevistas para la tele. ¿Podemos vernos esta noche?." -necesitaba volver
a verla y aclarar las cosas.
-Ha llegado a su destino. -el GPS me informó de la llegada.
-Ha llegado a su destino. -Malú repitió con voz de pito el
GPS. Me eché a reír. Le dí un bocado en el cachete. -¡BESTIA! -se quejó,
quitándose. -Me ha dolido... -dijo como si fuese un niño pequeño. Quería
comérmela.
-Nos vemos luego. -dije entre carcajadas y abriendo la
puerta del Audi.
La primera fue con el telediario, grabé para que saliera en
el nocturno. Fue estrictamente profesional. Estaba algo nerviosa, las cámaras
me apuntaban y todos estaban pendientes de mí. Me preguntaron acerca de mis
futuros proyectos, de los objetivos que quería llevar. Cómo había influido el
programa en mi vida y cosas así. Y por supuesto, toqué uno de mis temas.
Después salí en directo en el famoso programa de Ana Rosa
Quintana. Todos se portaron estupendamente conmigo, me parecieron simpáticos.
-¿Cómo es Malú contigo? -me preguntó la presentadora y no
pude evitar soltar una risa al recordar la escena del baile la noche
anterior...
-Malú se ha convertido en la persona más importante de mi
vida. -dije sin rodeos. Lo que el corazón me llevó a soltar. Todos se quedaron
asombrados.
-¿Perdona...? -intervino Lequio, uno de los colaboradores.
-Iba a contarlo en el programa, pero yo no quería dar pena
ni que me votasen por ello. Quería que me votaran por mi música... Veréis, cómo
visteis en las audiciones a ciegas estaba saliendo con una chica. Pues bien,
esa era la única familia que tenía debido a que me escapé de casa porque mis
padres no respetaban mi orientación sexual. Ni ellos ni el único tío que tenía.
Bueno, pues tras volver al hotel, el primer día de ensayos de las galas en
directo, me encontré a mi novia... -hice una pausa y suspiré. -con otro.
Llevábamos 5 años saliendo y fue un palazo muy grande. -comenté. -mi mundo se
me vino abajo y me vi sola completamente. Estuve a punto de abandonar el
programa y hasta me planteé el suicidio. Pero entonces llegó ella. Va a sonar
cursi, pero fue como un ángel que me hizo renacer. Me animó a seguir y me
acogió en su casa. Me salvó la vida. -tras el relato, dejé mudos a los
entrevistadores.
-...vaya con Malú. -soltó al fin Maxim Huertas, rompiendo el
silencio incómodo.
-Sí, es una de las mejores personas que he conocido en mi
vida. -confesé. Se me llenaba la boca hablando de ella. -es digna de admirar.
-Yo solo digo que las maluleras van a montarla en twitter
hoy -asentí ante la observación de Prat. -hablando de su jefa.
Salí del plató y busqué a la cantante en el aparcamiento,
donde habíamos quedado.
-¿Ha ido bien? -preguntó. Le conté lo que había dicho sobre
ella y se le iluminó aquella sonrisa que tanto adoraba.
-Ya has despertado a mis maluleras. -rió. -verás. -Miró el
móvil. Me acerqué a ella. Su cara estaba tan cerca de la mía... se giró y me
besó. Menos mal, me moría de ganas.
-¡QUÉ PUTO MIEDO! -chillé al ver como al entrar en twitter,
las menciones se disparaban. -Te pido perdón por todas las veces que puse el
arroba con tu nombre... -rió.
-Te perdono si me das otro besito. -Eso estaba hecho... Esta
vez el beso se alargó. Estuvimos unos minutos. El roce de su lengua me produjo
un infinito placer.
-Es la hora de comer. ¿Qué te apetece? -me preguntó al
despegarse.
-Más besos. -sonreí, volviendo a unirme a sus labios
mientras reíamos. -quiero que conozcas a Lidia. -le dije. -¿Comemos con ella?
-Me parece bien. -asintió. La llamé y le dije que si era tan
amable de invitarme a comer. No le avisé de que venía su cantante preferida,
sería sorpresa.
-¡OSTRAS! -se llevó las manos a la cabeza al abrir la puerta
y verla. Se abrazó a ella mientras lloraba.
-Jo, yo también quiero Malú... -protesté.
-Calla, que tu ya la has tenido suficiente. -me chilló, aún
arreguinchada en su cuello.
-Li, no te pases que me la llevo a mi casa, que es mía.
-¿Soy tuya? -preguntó ilusionada la artista.
-Por supuesto que eres mía. -sonreí. Al fin la soltó y vino
a abrazarme a mí. -Ahora, ¿no? Ahora. Vaya amiga.
-Tonta. -me insultó. Entramos en el que había sido mi
segundo hogar. Había pasado allí noches y días enteros. -se te echaba de menos.
-Yo también os echaba de menos.
-Joder que fuerte. Malú en mi casa. -Li no paraba de dar
saltos mientras terminaba de poner los platos. -Menos mal que siempre hago
macarrones de más. -la artista no paraba de reír al ver a Lidia. Le parecía
graciosa y monísima.
Me contó los últimos chismorreos del barrio y no paraba de
decirle a Malú lo mucho que la admiraba. Esa fue la conversación... sin más.
-Bueno, Marina, creo que va siendo hora de despedirnos. ¿Has
visto que hora es? -me preguntó señalando el reloj. Mierda, las cuatro.
-Luego hablamos, Li. -me volvió a abrazar. Que pequeñita
era. Tenía el pelo rubio y los ojos marrones. Podía cogerla en el aire y darle
mil vueltas, era muy chiquitita pero su sonrisa era enorme.
Salí al plató abrazada, una vez más, a la nueva guitarra.
Era como un escudo, me sentía protegida con ella. Todos esperaban mi llegada.
Estaban quietos y fijando la mirada en mí.
-Bienvenida a nuestro programa, Marina. -Jorge Javier
Vázquez me dio dos besos. Saludé al resto de colaboradores. Me llamó la
atención Karmele, era mucho más fea de cerca. Rosa Benito parecía más joven.
La entrevista fue muy parecida a la del programa de Ana Rosa
y al informativo. Planes de música, comentarios de admiración... hasta que
mencionaron a Malú.
-Oye, hay que ver cómo has revolucionado a las maluleras
esta mañana. -comentó Kiko Hernández. -no conocíamos a esa Malú. -no supe que
contestarle. Asentí sonriendo.
-Muchas personas la han criticado y la han llamado borde...
¿Crees que con tus palabras cambiará su imagen? -me preguntó el otro Kiko.
-Yo no sé de donde sacan esas cosas... supongo que sus
razones tendrán para calificarla así. Yo solo he contado lo que me ha pasado y
cómo es la Malú que yo he conocido. No pretendo cambiar a nadie... solo he sido
sincera.
Tras unos quince minutos de preguntas y más preguntas, hice
lo que más me gustaba. Cantar. Toqué dos canciones compuestas por mí. Eso sí
que era vida.
Y lo que de verdad era vida es lo que estaba sentado en el
coche.
-¡Que frío! -exclamé al entrar. -Jolín, que bien estás aquí
calentita.
-Pero calentita. Tengo la calefacción a tope.
-Ya se te ve. Mira que cachetitos tan rositas. -se los cogí.
Que blanditos eran. Me besó en los labios.
-Dios, estás helada. ¿Tienes una nariz o un iceberg? -reí
ante el chiste.
-Un iceberg, creo. -le seguí el juego. -déjame conducir.
-nos cambiamos.
-¿Dónde vamos? -me preguntó.
-A un lugar genial. -le sonreí.
-Ay, que nervios. -se frotó las manos.
Pasamos por una pastelería que conocía. Paré y compré dos
donuts muy monos. Los metí en la bolsa que me dieron para que no los viera y
escribí una cosa en una de las servilletas...
Conduje hasta uno de los lugares más bonitos en los que
había estado. Siempre había sido un secreto. Nadie lo conocía. Me refugiaba
allí a componer sola. Había descubierto aquel lugar cuando daba una vuelta con
la bicicleta por el parque que solía visitar. Allí no llegaba la luz del sol.
Lo tapaban dos frondosos árboles, y unos setos lo rodeaban. Formaban una
especie de cueva natural.
-Ala... que lugar tan mágico.-la dejé sin palabras. Me senté
con la espalda pegada al tronco y le dije que se pusiera a mi lado. Saqué la
merienda. -¿me quieres poner gorda?
-Anda, por uno que te comas no va a pasar nada. -le sonreí.
Me hizo reír al ver cómo pasaba la lengua por sus labios.
Cerró los ojos y le dio pequeños mordiscos.
-Te has manchado. -le dije.
-¿Dónde?
-Aquí. -señalé bajo el labio, sin llegar a tocarla. Saqué la
servilleta doblada y se la entregué. Negó con la cabeza.
-Límpiame tú. -me
pidió, poniendo morritos.
-No. Date con esto. -volvió a negarse. -¡Qué te limpies con
el papel!
Puso mala cara y lo cogió. Vio que estaba relleno de
palabras al abrirlo. Me miró sonriendo.
-¿Y esto...? -preguntó con una carcajada.
-Léelo.
"No sé muy bien cómo explicarme. Quizás sería mejor
cantártelo, pero me da muchísimo corte. Aún tiemblo cuando me miras con esos
ojos negros tan bonitos y esa sonrisa que me hechiza. El amor es una cosa
simple, como tú dices. Tan simple que te podría escribir un gran TE QUIERO y
comprenderías a donde quiero llegar. Pero no. Porque Marina quiere que sepas lo
que le haces sentir. Marina está muy enamorada de ti desde hace unas semanas...
No quiero ser rápida. Eres muy especial para mí. Y eres lo único que tengo, no
quiero cagarla. Hagamos las cosas bien. Yo no sé lo que tu piensas sobre mí y
sobre lo que ocurrió anoche mientras sonaba aquella mítica canción. Tal vez sea
un error, o tal vez sea el comienzo de una nueva etapa, más bien, una nueva
vida. No tienes por qué responder ahora, tomémonos el tiempo que necesitemos
para que todo salga perfecto. Porque tiene que ser como tú, perfecto... Desde
que me besaste por primera vez no he deseado otra cosa que pedirte esto. Quiero
despertar cada mañana con tus buenos días, quiero dormir pegada a tu piel,
quiero hacerte sonreír. Seamos felices juntas. María Lucía Sánchez Benítez,
¿Quieres convertirte en mi princesa? ". -la miré intrigada mientras la
leía. No hacía más que sonreír. Me mordí el labio. ¡LEE RÁPIDO! Al fin levantó
la cabeza y arrugó la "carta". Comenzó a reírse y se tapó la boca. De
nuevo el brillo volvió a sus ojos oscuros.
-Nunca me habían dicho cosas tan bonitas. -confesó. -Me
encantaría ser tu princesa, pero hay un pequeño problema... -aquello me asustó.
Ya la había pifiado...
-Las princesas poseen un reino, y yo no tengo ninguno. -será
idiota. Me había asustado...
-Tienes el reino más grande que cualquier otra princesa.
Tienes el reino de mi corazón. -y con esas palabras, mis labios y los suyos
volvieron a abrazarse. A saborearse. Noté sus caricias en mi brazo. Un
escalofrío recorrió mi cuerpo.
-¿Cómo he podido enamorarme tan rápido de alguien en tan
poco tiempo? -preguntó. No sabía que responder. Me levanté y sellé en el árbol
las siguientes siglas:
M&M 18-12-2015. Volví al sitio y le cogí la mano. Ella
se apoyó en mi hombro.
-Tenemos nombre de una marca de chocolates... -me eché a
reír al darme cuenta. A ella también le hizo gracia, aunque tardara en
pillarlo. Y así, bajo las hojas de un árbol en pleno invierno, fue cómo comenzó
la historia de nuestro amor.
Que palabras mas bonitas y profundas!
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