jueves, 19 de diciembre de 2013

Capítulo 20. EN OTRA PARTE

Parecía mentira aquello que vivía. Una vez más eché la vista atrás e hice balance. Necesitaba pararme y hacerlo para poder continuar. Todo había cambiado mucho...
Recibí la llamada de la productora para que le presentase canciones... necesitaban seleccionar unas cuantas para el disco. Estaba realmente emocionada con la idea. Al fin iba a comenzar mi sueño, el sueño que había perseguido toda la vida. La música.
Pero la música también me alejaba de lo que más quería. Malú tenía que ir a Sudamérica para promocionar el suyo, que había salido a la venta el pasado mes de septiembre.
-Te echaré mucho de menos. -le dije antes de irse.
-Y yo a ti. Hablaremos todos los días, te lo prometo. -me cogió la cara y me besó. Nuestros labios encajaban como un puzle. Parecía que hubieran sido hechos para abrazarse los unos a los otros.
Y sí que la eché de menos. Muchísimo. El primer día recogí el coche que tenía en Barcelona aún, y me hospedé en casa de Lidia a la vuelta.
Me centré en la música. Compuse nuevos temas y perfeccioné otros que tenía aplicando las técnicas que me habían enseñado en el programa. Me sentí muy inspirada con las nuevos momentos que me había regalado la vida.
-Mola mucho la guitarra. Cuando la vi en "La Voz" me encantó. ¿De dónde la has sacado? ¿Y el dinero?
-Malú me la regaló. -dije llenándome la boca.
-Pillina... -puso una sonrisa perversa. -me voy a trabajar. -me dio un beso en la mejilla. -¡No me desmontes la casa!
-No prometo nada. -bromeé. Siempre estaba de cachondeo con ella. Pero también podía ponerse seria si quisiera.
Miré la hora. Hice un rápido cálculo con la mente... en México debían ser las 6 de la mañana, hora a la que se tenía que despertar ella. Marqué su número.
-Buenos días princesa.
-Buenas... tardes amor. -contestó, pude notar que detrás de ese teléfono había una enorme sonrisa.
-Bien pensado. -reí. -¿cómo has dormido?
-Fatal. Me duele el cuello un montón... Y tú, ¿qué tal la mañana?
-He estado componiendo. Me han llamado de la discográfica para que presente temas. Quieren hacer una selección para el disco.
-¡Qué bien! -exclamó. -Quiero oír algo.
-Pues coge un avión y vente. -la reté.
-Ojalá... -suspiró. -ya pasado mañana estoy ahí. -solo decía "pasado mañana" para que sonara más cercano. Pero en realidad quedaban dos grandes y largos días. Me moría de ganas por volver a perderme en esos ojos oscuros.
Tras un silencio, volvió a hablarme.
-¿Qué tal por ahí?
-Llueve a mares... -dije mirando por la ventana. -el cielo llora porque no estás aquí.
-Ohhhh. Eres un amor... -suspiró. -cariño, hablamos más tarde. Tengo que estar en la radio en menos de una hora.
-Vale. Cuídate. Te quiero.
-Y yo a ti. -oí el sonido de un beso. Su voz por teléfono seguía siendo dulce y cariñosa.
Hablar con ella era como el impulso de la inspiración. El mechero que encendía un cigarro. Los dedos se movían solos en las cuerdas de la guitarra. Era increíble la facilidad con la que me salió aquella canción. Apenas tardé dos horas en terminarla y me sonaba completamente perfecta. La toqué varias veces y cambié algunos acordes.
El sonido de las llaves me indicaron la vuelta de mi compañera. No interrumpí la canción. Se paró en la puerta y se quedó escuchándome.
-Ostras. Es preciosa. -dijo al terminar.
-¿Verdad? Acaba de nacer. Jamás había escrito un tema en tan poco tiempo.
-Ay, "la Malú" como te pone. -echó a reír, me contagió.
-Capulla... -la insulté entre risas.
-Estúpida. -me lo devolvió. Solté la guitarra en el sofá y corrí hacia ella para darle un fuerte abrazo.
-Gracias. -me dijo.
-¿Por?
-Por ser cómo eres conmigo. -sería tonta. Si alguien tenía que dar las gracias era yo...
-Li, siempre serás mi pequeña. Y gracias a ti, por cuidarme y estar conmigo cuando me sentía sola.
-Eso no lo dudes. -volvió a envolverse en mis brazos. -Oye.  Que no te moleste la pregunta.
-¿Qué me va a molestar...? -fuimos poniendo la mesa para comer.
-¿Malú es...? -comenzó a reírse. A saber que iba a preguntar. Miedo me daba con esa risa tan perversa.
-Es guapísima, sí. -me dio por continuar. Me dio un puñetazo en el hombro.
-Que si es... buena en la cama. Es que tiene toda la pinta. -preguntó entre carcajadas.
-No lo sé.
-¿No lo sabes? -comenzamos a comer.
-No. Aún no hemos... -lo dejé en el aire. No hacía falta decir nada más. Se sobreentendía.
-¡Ah! Perdona.
-No pasa nada. -le sonreí cortando el filete. Estaba muy bien hecho, a Lidia se le había dado bien la cocina desde pequeña.
-Pero cuando lo sepas me lo cuentas. -me eché a reír. -juraría que lo habíais probado ya.
-No. Ya surgirá. -le guiñé el ojo. -todo a su tiempo. -No pude evitar pensar en el tema. Desde que empezamos jamás me había parado a pensarlo. Si solo con sus besos me hacía delirar... sacudí la cabeza. Preferí dejarlo para cuando llegase el momento. Ya descubriría aquella sensación.
Aquellos días se me hicieron eternos esperando a que volviera.
Y aún se me hizo peor al decirme que no iba a estar conmigo en cuanto llegase.
-Voy a comer a casa de mis padres y por la tarde voy a quedar con Vero y Pastora. -me explicó por teléfono. Me dio un poco de rabia, pero por otro lado tenía que respetarlo. No todo en su vida era yo.
-Vale... ¿cuándo nos vemos entonces?
-¿Te apetece que cenemos en mi casa? -qué pregunta. Pues claro que sí.
-Por supuesto.

A eso de las nueve y media, el móvil vibró provocando casi, un terremoto. Terminé de abrocharme las convers y descolgué.
-Marina. -era Malú, notaba su voz eufórica. Algo bueno acababa de pasar. -he hecho una locura. -rió.
-Verás. -me eché un poco de colonia y recogí el cuarto de invitados mientras la oía.
-Le acabo de contar a éstas dos lo nuestro. -me sorprendió tanto que se me cayó el montón de folios con las nuevas canciones. Comencé a recogerlos del suelo. -¿No vas a decir nada? Ah, y vente ya que no aguanto otro minuto más sin verte.
-Me he quedado sin palabras. -si acababa de hacer eso significaba que yo era importante para ella. Aquel acto de valentía me dio confianza. Con ese gesto me aseguró que tenía ganas de luchar por lo que acabábamos de empezar hace tan solo una semana. Me demostró que me quería. -ya voy. -me colgué la guitarra y salí con el coche hacia su piso.
Llamé al timbre. Estaba muy cerca de la puerta, esperando a que abriera para comérmela a besos. Pero no fue así como yo imaginaba... la de la puerta no era ella.
-La famosa Marina. -una guapísima cantante a la que también admiraba me recibió en la casa de Malú. Me quedé impactada.
-Guau. Pastora Soler... -se rió y me dio dos besos.
-Encantada. -me dijo.
-Encantadísima estoy yo. -reímos.-eres una gran artista.-Entramos en el salón y vi a Vero, la mejor amiga de la jefa. A ella ya la conocía, me la presentó en el concierto. La saludé y pregunté por mi chica.
-¡MARINA! -vino corriendo por el pasillo y se arreguinchó a mi cuello. Poco le importó mi instrumento. Me la descolgué de la espalda y muy amablemente, Soler me la agarró. Pude abrazarla entonces. Como echaba de menos aquel olor a jazmín. Me besó. Había olvidado por completo el enorme placer que me producía su sabor.
-¡Viva el amor! ¡Viva! -tocó las palmas Verónica. Al parecer, se apuntaron a la cena. Yo que pensé que iba a compartir una noche romántica con mi princesa. A pesar de ello, fue divertida. Me lo pasé en grande. Las dos eran muy graciosas y no paraban de hacer chistes y lanzarnos buenos comentarios por lo nuestro.
A eso de las once, decidieron marcharse.
-¡Pero si ahora empieza la fiesta! -exclamé.
-La fiesta la vas a tener tú en la cama con ella. -bromeó Pastora. Malú le dio un pellizco retorcido en la espalda. -Qué agresiva... -rió, saliendo por la puerta de la entrada.
-Bueno, encantada y a ver si nos vemos pronto. -se despidieron de mi.-y en cuanto salga el disco lo compraré. -prometió la cantante.
-Pasadlo bien. -carcajearon camino del ascensor.
-El vino es "mu" malo. -dijo cerrando. La apoyé contra el portón y la sujeté de la cintura. Me besó. Esta vez el beso fue muchísimo más largo. Acabamos sonriendo en la boca de la otra.
Nos sentamos en el sofá y me contó lo que había hecho por las Américas, tumbada sobre mí.
-¿Y tú qué?
-Yo... aburrida sin ti. Qué largo se me ha hecho... -dije acariciando con la punta de mis dedos su pelo. -pero eso sí, he sacado unas buenas canciones.
-¿Y a qué esperas para tocármelas? -preguntó sonriendo. Abrí las manos y fui hacia sus pechos lentamente. Me retiró la mano y rió al darse cuenta de lo que había dicho. -cerda. -me insultó sin dejar de reír. Me levanté a por la guitarra y una vez más, bajo su mirada cautiva, me dispuse a hacer lo que más adoraba en el mundo.
"Apareciste como si nada
y ahora no veo un futuro sin ti.
Empecé a creer en cuentos de hadas
y sé que lo importante es verte feliz
porque con una foto tuya puedo morir,
porque me siento tan bien cuando te veo sonreír.
Dime si soñaste conmigo
y si pensaste en un futuro.
Sé que me quieres y no poder verte es muy duro.
Si pudiera tocarte, besarte, tenerte
y que con cada silencio nos hagamos más fuertes.
No te vayas de mi vida
porque me matas.
Me dejas sin aliento
y sé que solo soy una entre cientos
pero lo que siento es amor eterno.
Tú eres el amor de mi vida y no te miento".*
Su mirada seguía clavada en mis ojos. Sonreía. Se la veía tan feliz... Dejé la guitarra tumbada en el sillón de al lado.
-¿Qué te ha parecido? -no me contestaba. Seguía quieta, sonriente y embobada. Tras unos segundos de más silencio, me arrastró hasta su boca y comenzó a darme besos que me aceleraban el pulso. Iba muy rápido. Nunca antes me había besado así. Posé mis manos en sus caderas, una vez más. Me tiró hacia atrás sin apartarse de mis labios, tumbándose sobre mí en aquel sofá que tantas veces había visto por twitcam.
Fue dándome besos por la cara hasta llegar al cuello, donde me mordió. Comencé a temblar y a ponerme muy nerviosa... Aquella noche iba a ser muy especial.

[Letras de la canción @maluleras_cf. Desde aquí le doy las gracias por participar en la novela... A partir de ahora es un fichaje de esta historia... compondrá las canciones de Marina. A mi me encanta como escribe... espero que también os llegue a vosotros. ]

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