Me di una ducha para bajar a desayunar. Le pedí a Malú que
se pusiera unas gafas de sol y algo que le tapara el rostro o no podríamos
llegar al bar. Conocía a muchas maluleras por mi zona, incluso había un grupo
en el que yo participaba. Nos movíamos juntas para ir a firmas y conciertos. Si
se enteraban de que la estrella paseaba por el barrio...
Bajamos por el ascensor. Al pararse, oí mucho barullo por
parte del exterior del edificio. Le pedí que se quedara un momento allí. Giré
la esquina del portal y vi un buen cúmulo de gente en la puerta. Me di la
vuelta automáticamente.
-Pulsa el -1. -volví al elevador a paso ligero.
-¿Qué ocurre?
-Maluleros... -le dije. -he visto cámaras, pancartas y de
todo ahí... -seguía conmocionada mirándola fijamente.
-Vanesa. -soltó Malú. Eso era... seguro. Tenía que haber
sido ella. Nadie más sabía que estaba conmigo en mi casa excepto Lidia y ella.
-Será... -me mordí el labio y entrecerré los ojos. Quise dar
un puñetazo pero me agarró el puño y lo bajó.
-Tranqui. -respiré hondo. Aún no sabía que tenía para
calmarme de aquel modo.
Me metí en twitter mientras caminábamos sin rumbo por el
oscuro garaje. Mírala...
"Malú en nuestra casa. Esperad en el portal 5 y
veréis..."
Apreté el móvil con fuerza, en ese momento podría
romperlo... La miré a los ojos, me sentía avergonzada.
-Perdona... en serio. Vaya forma de comenzar nuestra
historia...
-No es culpa tuya. -sonrió. -¿qué vamos a hacer? ¿Algún
plan?
-Esto es una misión para 007, no para una princesita como
tú, te has equivocado de película. Vuelve a Disney. -bromeé, aunque estuviera
de muy mal humor, intenté afrontarlo con algo de risa. Me besó en los labios.
-vale ya sé. Escúchame. -le pedí, acorralándola detrás de una columna. La apoyé
contra ella y la agarré de la cintura. Le hablé bajito y muy deprisa,
convirtiendo aquel marrón en un clip de cine. -la bomba se activará en diez
minutos, si no conseguimos desactivarla en... -no pudimos evitar reírnos,
dejando el guión a medias.
Se me ocurrió una idea que quizás saldría bien.
-Saldré a la calle por la puerta y diré que es mentira...
mientras las entretengo sal por la puerta de los coches. -le tendí la llave
electrónica. -pulsa en el de arriba, luego se cerrará sola. Sube al coche y ve
hasta la casa de Lidia... ¿recuerdas dónde es?
-Sí, sí. Creo que puedo llegar.
-Cuando me deshaga de todas iré allí. -me despedí con un
beso en la frente, que me pillaba a buena altura y caminé hacia el ascensor.
-Bond, Marina Bond, ven y dame un beso en condiciones por si
es la última vez que nos vemos... -bromeó entre carcajadas. Corrí hacia ella e
hice lo ordenado.
-¡Aguanta! ¡Saldremos de ésta! -exclamé con voz grave y
alzando los brazos. La puerta se abrió y subí hasta el cero. Aún podía oír su
risa. Saqué el móvil y avisé a mi mejor amiga del plan.
Salí al portal y fingí una cara de sorpresa.
-¿Qué dan gratis? -pregunté al abrir la puerta.
-¡MALÚ! ¡QUE SALGA MALÚ!
-¿Malú? ¿Quién es Malú? -me hice la tonta.
-¡Idiota! -escuché por el fondo.
-Sabemos que está en tu casa. -afirmó Paula, a ella si la
conocía.
-Ojalá. -reí. -anda, volved al trabajo. -les pedí.
-¡No! ¡No nos moveremos hasta que baje! -zapateó un fan
desquiciado.
-Como queráis... -me metí las manos en los bolsillos y crucé
la esquina, tan normal.
-Oye, por cierto, muy bien en "La Voz". Estamos
muy orgullosas de ti... lo hiciste genial. Eso sí, nos gastamos todo el saldo
contigo. -me dijo una.
-Muchas gracias, guapa. -piropeé. Me giré y seguí andando.
Cuando ya estaba lejos, crucé la acera dirección el parque. Por allí cortaría
camino. Tardé unos cinco minutos en llegar, no estaba lejos. Teníamos suerte de
vivir tan cerca.
-¡Estás a salvo! -exclamó Malú al verme. Seguía con la
tontería aquella.
-¡Te dije que sobreviviríamos! -saltó sobre mí y nos
abrazamos dando vueltas por la entrada del hogar.
-¿Qué...? -Lidia no entendía nada, eso provocó aún más risa.
-No hemos comido nada, ¿nos das de desayunar?. -le pedí a
Li, que seguía aún confusa.
-¿Yo? ¿Preparando el desayuno a Malú? -puso las dos manos en
la cara. -¡QUÉ EMOCIÓN!
La artista me miró sorprendida, levantando las cejas.
-Déjala... -suspiré.
Tras la primera comida del día, abrí el WhatsApp de Vanesa.
Quería desahogar toda la rabia que me había provocado.
-Ya te vale, ¿no? -comencé.
-jajajajajajajajajajaja. Jódete. -escribió. Jamás pensé que
podía ser así de cruel... me dolió bastante.
-¿Por qué eres así? Menuda manera de demostrarme que quieres
volver conmigo.
-Ya me he hecho a la idea de que eso es imposible, así que
si no vas a estar conmigo, no vas a estar con nadie. ¿Ya te han robado las
maluleras a tu novia?
-No es mi novia. -mentí.
-Marina, no soy gilipollas. Sabía que pasaría desde aquel
día después del concierto. Encajasteis. -me quedé mirando el mensaje, no sabía
cómo seguir aquella conversación. Malú me miró desde aquel sofá en el que
hablaba con Lidia. Me sonrió. No pude evitar morirme de amor. Quizás tenía
razón y fue aquel momento el que lo cambió todo.
-Vane. Piensa lo que quieras pero por favor, déjala en paz.
Puedes joderme todo lo que quieras, pero a ella no la molestes. No tienes ni
idea de lo que ha hecho por mí.
-Por ti, pero a mí me ha arruinado la vida.
-¡LA VIDA TE LA ARRUINASTE TÚ SOLA! -comencé a calentarme.
Estaba muy cabreada. -Yo te quería Vanesa. Y jamás quise tanto a nadie como a
ti. Quizás ya no pueda volver a amar tanto como antes por tu culpa... y eso me
jode muchísimo. No contestó, a pesar de que estaba en línea. En verdad no me
extrañaba nada... siempre fue celosa. Aunque ese punto que había alcanzado era
demasiado... Me quedé pensativa y esperando otro comentario absurdo y que me
llenara otra vez de rencor, pero no llegó. Malú fue al baño.
-¿Algo va mal? -Li observó mi mal estado. Me pasé la mano
por toda la cara. Emití un bufido.
-Vane. -dije al fin. -me va a destrozar la vida.
-Hay que ser muy... -prefirió callarse. -creo que será mejor
que os vayáis de Alcalá. Yo no sé qué planes tenéis ahora pero... huir de aquí,
ya.
-Pues la verdad es que yo tampoco sé que vamos a hacer
ahora. -le confesé. Ya estaba aquí de nuevo.
-¿Planes? -preguntó mi colega.
-¿Qué os apetece?
-No, vosotras, yo sobro. -se echó hacia atrás.
-¿Qué dices? Vente. -la animó la cantante. Al parecer habían
hecho buenas migas. -se de un sitio al que podríamos ir.
-Adelante.
-Me gusta mucho pasear por la sierra. ¿Os gusta la idea?
-hice una pedorreta.
-Que perecita...
-Tú tan floja como siempre. -opinó Li. Echamos a reír.
-Pero en fin, si tú quieres ir, vamos. -le sonreí.
-¡Serás guarra! ¡Por ella sí, ¿no?! ¡Por mí una mierda!
-¿Qué dices, Lidia?
-Pues eso, que cuando te digo yo de ir a correr me mandas a
freír espárragos.
-Pero es que a Malú la quiero más. -le mandé un guiño y mi
chica y yo reímos. Ella se cruzó de brazos, simulando estar enfadada, aunque en
realidad se partía por dentro.
Mi amiga se enfundó un chándal, y tras pasar por mi piso, el
cual ya estaba despejado, y por el de Malú, para ponernos una prenda más
cómoda, visitamos la sierra esa a la que tanto le gustaba ir. Que pereza me
daba cada tramo, pero por ella lo hice. Mi novia y mi mejor amiga iban las
primeras, yo detrás con la lengua fuera. Nunca me gustó hacer deportes como
ese. Los veía estúpidos. Me apasionaba el fútbol y el voleyball. Los que se
jugaban con pelota se me daban de miedo y me divertía con ello. No le veía yo
aliciente a eso de andar...
-Seguid vosotras, yo me muero aquí. -les chillé.
-Vamos, cariño. -Malú corrió hacia mí y tiró de mi brazo.
Lidia se descojonaba.
-No, no. -me negué. -no tires de mí que es peor.
-¡Serás floja! ¡Mueve ese culo! ¡Venga!
-¡Me meo! ¡Me meo! -Li se tiró al suelo y siguió con su
pavazo. Jamás lo había abandonado y la adolescencia le pillaba lejillos ya.
-Yo quiero mi guitarrita, mi sofá, mi chocolate... -dije
mientras seguía arrastrándome.
Llegamos a un lugar bastante romántico y prácticamente
único. Había unas vistas increíbles...
-¿No es genial? -preguntó la cantante, viniendo a mis
brazos.
-Genial es tenerte. -se giró y me besó al oír el cumplido.
-¿Me encendéis la vela? -interrumpió Lidia, haciendo el
chiste.
-Siempre haciendo de "sujeta velas"... a ver si te
busco yo un buen novio. -reímos.
Y allí, con ella entre mis brazos y al lado la otra persona
más importante de mi vida, con el grato y estimulante aire natural, sentí la
felicidad.
-Princesa. -la llamé. Me miró desde mi hombro. -llevamos 24
horas saliendo.
-Felicidades. -me besó.
-¿PERO SE PUEDE SER MÁS ÑOÑA? -se desquició Li. -yo me voy, en serio, me voy. [Me encantaría pedirte un pequeño favor. Como lector, tu opinión es muy importante para mí y me gustaría muchísimo que respondieses a la pregunta que encontrarás en la barra de la izquierda al final. Puedes seleccionar dos casillas. Gracias por leer, una vez más.
PD: Estoy preparando una sorpresa/regalo de navidad relacionada con la novela para todos vosotros ;) ]
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