No tenía ni idea de medicina. Pero
eso sonaba feo. Muy feo. No me gustaba. Su voz sonaba muy seria. Nada contento.
Pepi en seguida le preguntó de qué se trataba eso. Le explicó con palabras
sencillas de qué se trataba. Una hemorragia en el cerebro… la sangre se coaguló
allí.
-¿Y qué le va a pasar?
-Pues a ver… -tomó aire. Parecía
importante. Me desvelé por completo. Levanté la cabeza. -Marina, préstame
atención. -me dijo. Hicimos un círculo más que irregular. -la están tratando.
¿Vale? Van a hacer todo lo que puedan por eliminarlo… Cuanto más tiempo se
quede eso ahí, más daño le causará…
-¿De qué daños estamos hablando?
-preguntó interesado su hermano.
-Pues… pérdida del habla, memoria…
-siguió diciendo posibles causas, o lo que es lo mismo, hachazos. Hachazos que
nos hacían sangrar por todos lados. -le van a inducir un coma. Es lo mejor para
ella, dicen.
-¿COMA? -chilló su madre. -agarró
de nuevo la cadena cristiana que llevaba.
-Es un coma artificial. Recuperó
la conciencia al llegar al hospital, pero al verle eso en… -apuntó con el dedo
índice su cabeza. -tomaron esa decisión. Está muy bien para lo que le podía
haber pasado… -se volvió a sentar.
-¿Cuánto tiempo estará así…?
-pregunté. No me miró. Cerró fuerte los ojos.
-No lo sabemos… me ha dicho que
tenemos que tener muchísima paciencia. Puede ser que pasado mañana despierte… o
después de dos semanas. -intenté hacerme a la idea de aquello…
-¿Podremos verla? -volví a
intervenir.
-Eso, eso. -se incorporó Pepi.
-En cuanto se ponga mejor. Me ha
dicho el médico que nada más eliminen el coágulo, le irán reduciendo los
medicamentos que la mantienen sedada. Cuando llegue ese momento, le debemos
hablar, contar cosas, animarla para que despierte. -asentí. Entendía. Lo había
visto en alguna que otra película. La clave estaba en la estimulación.
-Bueno, parece que las cosas se
calman. -dijo José, sentándose cual indio en el suelo de mármol.
-¡¿Qué haces ahí
"tirao´"?! -chilló la madre, que se comportaba como tal.
-Estoy harto de la mierda sillas
esas. -recalcó el adjetivo. Reímos, esta vez con más ganas. Las nubes dejaban
ver un poco de sol. Tan solo un poco. Pero agradecía esos rayitos tímidos. -me
está dando apetito… -suspiró.
-Y a mí. -dijo su padre. -anda,
llévanos a la cafetería, nuera. -me guiñó el ojo. Me levanté rápidamente. -la
tengo "cogía" por… -soltó una carcajada al ver que le obedecí tan
rápido. Me sorprendió, abrazándome por el cuello. -eres una buena chica.
-Gracias. -dije sin mucho ánimo. Seguía
muy preocupada por el estado de salud de mi chica. Tenía muchísimo
miedo…además, me preguntaba algo que solo ella podría contestar: ¿seguiría
enfadada? ¿Y si no querría verme cuando despertase?
Caminamos hasta la cafetería en la
que había estado hacía unas horas. Compramos unos cuantos bollos más y sacamos
café. Lo dejamos sobre la misma máquina para entrar un momento al baño.
-¡HIJO DE PUTA! -oí desde allí.
Era la voz de Pepe.
-¡Papá! ¡Estate quieto! -gritaba
José, con la voz cansada.
-¡SUÉLTAME! -salí corriendo de los
servicios, asustada. Vi a Pepe retenido en los brazos de su hijo. A escasos
metros había un hombre de edad mediana, con un collarín en el cuello y unas
muletas. Iba acompañado por una mujer de su misma edad. Miraban sorprendidos a
los dos. Corrí a ayudarle. Lo retuvimos. La pareja salió del hospital.
-¿Qué ha pasado? -pregunté, una
vez calmado el ambiente. Varias enfermeras se acercaron.
-¿Está usted bien? -parecía
enfadado. No le respondió, golpeó la máquina de café respirando fuerte.
-Me tenías que haber dejado. -dijo
entre dientes. Volvió a pegarle.
-Era el camionero… -me susurró
José. Volví a mirar por la puerta. Vi como se alejaba. Lo maldije no sé cuántas
veces.
-No sé cómo has podido aguantarte.
-Solo nos traería problemas,
Marina. -si no fuera por él le habría arrancado la cabeza yo misma. Y parecía
que Pepe me hubiera ayudado. Lo peor es que él ya iba a su casa… y Malú seguía
allí. Grave. Bufé.
-Maldito cabrón. -insultó. Estaba
cargado de rabia. Cogimos el improvisado desayuno y volvimos a la sala de
estar.
-¿Qué te pasa a ti? -le preguntó
su mujer al verlo con tal desaire. -¡con lo contento que ibas! -José de Lucía
le contó todo. Se quedó pensativa. Movió su cuello y se bebió el café. Prefería
abstenerse de opinar.
Me comí aquel vomitivo pastel.
Recordé entonces la charla que me dio mi chica en Sevilla sobre la comida sana…
Cómo había cambiado. Ese día en el hotel cogí todo tipo de bollería industrial.
Y hoy me la tragaba con desgana. Añoré sus desayunos cargados en fibra. Su
familia decidió que era la hora de extender la noticia. El resto de gente que
la quería tenía derecho a saberlo. Olvidé por completo a López. Lo dejé
preocupado. Solo por él encendí el teléfono. Lo llamé y le expliqué todo con
detalle.
-Vaya… -fue lo único que articuló
al oír la triste historia. -no he dormido nada… ¿cómo estás tú?
-Destrozada.
-Se te nota en la voz… -suspiró.
-bueno, espero que vaya todo bien. Ponte en contacto conmigo en cuanto sepas
algo nuevo.
-Por supuesto. Ah, y díselo a Li.
No quiero que se entere por otro sitio. Sé delicado.
-Lo seré. -prometió. Nada más
colgar, me encargué de avisar a Mari.
-¡No me jodas! -se sorprendió.
-¿quieres que vaya?
-No, tranquila. -cuanta menos
gente merodeando por aquí, mejor.
-¿Qué vas a hacer con el
concierto…? -no me lo podía creer… me había olvidado también de eso. Mi primer
concierto del disco… -¿sigues ahí?
-Sí, sí. -sacudí la cabeza. Me
rasqué el cabello, intentando sacar una respuesta.
-¿Y bien…?
-No lo sé, Mari, no lo sé.
-No te agobies. Puedo cancelarlo.
-eso sería genial. Pero un palazo para los seguidores. ¿Cancelarlo solo unas
horas antes? No sabía yo… Al menos era aquí, en Madrid. -lo malo es que ya hay
gente en la cola.
-¿En serio? -me sorprendí. Era
bueno y malo. Bueno porque significaba que estaba ante una buena gira. Malo
porque no podía decirles ahora no. -luego te digo…
-Marina, hay que decidirlo ya. En
poco empezaran a transportar los instrumentos al recinto. Es decisión tuya…
-estaba tan en blanco como la pared que había frente a mí. Mi ánimo estaba por
los mismísimos suelos. No estaba en condiciones para dar un concierto. Mi voz
estaba rota. Se me podía notar al hablar. Incluso por teléfono lo percibían…
Tampoco quería dar un desastre de espectáculo. Encima era un acústico. Se
notaría a la perfección. -relájate.
-No hagas nada. Déjalo como está…
-¿Vas a darlo? -preguntó
insistente.
-No lo sé, pero no quiero
arrepentirme. -dije. Al poco tiempo colgamos.
-¿Algo va mal? -preguntó José,
acomodándose a mi lado. Ya había terminado de dar la noticia. Sus padres
seguían.
-Tengo esta noche un acústico… -lo
miré. No me hizo falta aclarar nada más.
-¿Vas a poder? -negué con la
cabeza, se me inundaron los ojos. Dejó que me desahogara. La vida iba demasiado
rápido para lo pequeña que era yo… Alejandro Sanz y Orozco, del brazo de su
inseparable mujer, nos sorprendieron.
-¿Isa? -me alegró verla. Me
levanté para saludarles. Todos me envolvieron en sus brazos. Presentían mi
malestar. Cualquiera se daría cuenta. Solo tenía que verme.
-Tranquila, Malú es más dura que
las rocas. -me animó la mayor coleccionista de gafas de sol.
-Será muy pequeñita, pero en
coraje no le gana nadie. -argumentó Sanz.
Me quedé a solas con mi estilista
y me sacó el mismo tema que Mari. El maldito concierto.
-Venía leyendo Twitter… la gente
se está preguntado si lo vas a dar.
-¿Qué crees que debo hacer? -seguí
mirando el suelo.
-Darlo, sin duda. -parecía segura.
La miré inmediatamente. -no me mires así. Me has pedido consejo, yo te lo doy.
He visto casos como éste. O incluso peores. Y lo mejor siempre ha sido seguir
adelante. Cancelar un concierto el mismo día… es arriesgado, Marina. -no podía
parar de oírla. Hablaba muy convencida. Justo lo que necesitaba. Seguridad. -si
lo cancelas, tus fans imagino que te entenderán. Malú está en un estado
complicadísimo y cualquier persona coherente entrará en razón. Es más, hay
gente que ya da por sentado que el concierto lo vas a posponer. Pero si haces
lo contrario, lo que nadie espera, te valorarán. Para tu carrera vendrá
estupendo. Mostrarás coraje, fuerza, y lo mucho que te importan.
-Sí, eso es verdad… -se metió en
la conversación mi cuñado. -Marina, iré contigo.
-¿Qué? -no me lo creía.
-Tocaré contigo. Seré parte de la
banda.
-¿Cómo? -seguía sorprendida.
-Vamos, tenemos que empezar ya a
ensayar. Soy una máquina, pero un concierto entero es un concierto entero.
-levantó las cejas. -sé que esto va a ser duro para ti. Déjame que te ayude.
-me tendió la mano. Probablemente fue la sonrisa más grande que había sacado en
ese día. La agarré. Trato hecho. En el fondo nos venía bien a los dos.
Alejarnos y distraernos con otra cosa. Al fin y al cabo éramos personas. No
éramos de cartón, ni de hierro. Aquello nos afectaba.
-Os acompaño. -sonrió Isabel.
Al salir por la puerta, un cúmulo
de periodistas y fans nos cortaron el paso.
-¡¿CÓMO ESTÁ?! -gritaban la
mayoría. Me escondí tras José. Formamos una cadena con nuestros brazos y
respondimos a las preguntas, agradeciendo a todos su preocupación. Había tantas
personas que la querían… Malú era la ilusión, las ganas, el ánimo, la pasión,
la debilidad, la diosa, la reina, la jefa, de muchas personas. Muchísimas. Me
atrevo a decir que millones. Imaginé esos corazones en un puño…
El concierto fue algo contradictorio. Algo que
tenía que pasar por obligación, pues ni los asistentes ni yo estábamos al 100%.
Ni si quiera al 50. Aún así lo di. Le eché coraje. Repetía el discurso de mi
estilista una y otra vez en mi mente. Sin ella, no estaría allí.
Todo fue muy personal. El
auditorio era muy recogido, muy familiar. Nos sentíamos protegidos por el
grupo. Pedro y el resto de mis músicos me apoyaban muchísimo. Sabían el
esfuerzo tan enorme que estaba haciendo por entregarme esa noche. Al igual que
el público, que se lanzaba a cantar las canciones cuando mi voz se resentía. Yo
intentaba disimular, poniéndoles el micro y mostrando mi mejor sonrisa. Pero
todos lo notaban. Me partía por dentro. Había momentos en los que pensaba que
me iba a derrumbar… Y es que sin ella, todo andaba mal.
Miré a José, que muy concentrado
no apartaba la vista de la guitarra. Decidí que debía dar un discurso, y que
parte de éste iba a estar enfocado en él.
-Gracias, gracias. -dije,
intentando calmar los aplausos. Habíamos llegado al final. -me gustaría decir
algo. -me quedé pensativa. -sabéis que no estoy pasando un buen momento.
Anoche, un enorme astro de dimensiones exageradas se llevó por delante a mi
estrella. Qué digo estrella. Mi planeta. Mi astro solar. Lo es todo para mí…
-suspiré. No podía continuar… El aplauso del público me mantuvo viva. -cuando
me enteré… no quería enfrentarme a la realidad. Quería creer que no era real…
pero la vida es así. Vemos todos los días guerras, destrucción, atentados
terroristas, y pensamos que nunca nos va a pasar algo así. Hasta que pasa. Y
nos damos cuenta entonces de lo difícil que es llevarlo. Quema el pecho, es una
sensación tan amarga… nos vuelve locos. Porque a mí anoche, mientras las horas
del reloj corrían, quería saltar por un precipicio. Salir corriendo de ese
hospital y morirme. De verdad. Pero entonces te das cuenta que no está todo
perdido. Que hay un poco de luz entre tanta oscuridad. Que entre tanta arena
hay un poco de mar. Y lo más importante. Te das cuenta de que tienes que ser
fuerte. Por ella. Por ella y el resto de personas que te acompañan. -señalé
entonces a José. -ese joven de ahí, estaba destrozado. Ha vivido con su hermana
durante años, la conoce mejor que yo. Y ahí estaba, animándome. A mí, que
apenas acababa de llegar a su vida. Y miradlo. Ahí está. Ha querido venir
conmigo para apoyarme. Se ha metido en esa cabeza todo el concierto en menos de
una tarde. Es un prodigio, totalmente. Pero como persona, no tengo palabras.
-pedí un aplauso para él. -¡JOSÉ DE LUCÍA! -exclamé. -siento si esta noche no
he estado a la altura de vuestras expectativas, sé que no ha sido mi mejor
concierto. Solo espero que os haya emocionado, que os haya llegado a dentro, y
que haya merecido la pena. Yo he dado toda, toda, toda la fuerza que me queda.
Me voy de aquí con la mayor de la sonrisas. Me habéis dado mucha energía para
continuar. ¡¡Mil gracias a todos por asistir!! ¡¡Nos vemos pronto!!
Siguela pronto!! Es magnifica!!
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