Y después de aquella frase, de ese "ya eres mía",
se lanzó a mis brazos. Sin ni siquiera dejarme responder, ya estaba comiéndome
a besos mientras yo, totalmente ajena a sus mimos, procesaba lo que acababa de
pasar.
-¿Te ocurre algo? -preguntó al ver que no reaccionaba. Que
no contestaba a sus caricias.
-No es tan fácil, Malú. Está genial todo esto. La sorpresa,
las alianzas… pero no me puedo olvidar así como así.
-Ya… -se apartó levemente. -supongo que el daño ya está
hecho. -suspiró. Me quedé callada mirando cómo recogía los restos de la cena.
No conseguía entender por qué habíamos llegado a eso. Todo iba perfecto.
Perfecto en todos los sentidos. Éramos infranqueables. ¿Por qué sucedió eso? No
tenía ningún sentido. Lo que más me preocupaba era el futuro. Quería que todo
fuese como antes, quería sentir que era la persona más feliz del mundo. Quería
verla a mi lado. ¿Pero tenía esa garantía? -ya estoy aquí. -dijo al volver de
la cocina. Se sentó a mi lado y puso mi mano en su muslo.
-¿Qué vamos a hacer…? -pregunté preocupada.
-Dímelo tú.
-¿Por qué me lo contaste…? -miré hacia abajo.
-Solo te dije que me atraía. Marina, no saques las cosas de
quicio.
-¿Crees que eso no me hace daño? No estoy sacando nada de
quicio. Me duele que mires a otra persona como me miras a mí.
-Eso no es verdad. Jamás haría eso. Nuestra historia provoca
miradas que nadie conseguirá. -respiré hondo. -¿necesitas tiempo?
-Eso es lo que precisamente no tenemos… ¿sabes cuántos días
faltan para la boda?
-Sí, pero siempre podemos posponerla… -sacudí la cabeza.
-¿Qué he hecho mal?
-No te eches la culpa…
-Entonces… ¿por qué? Malú, ¿por qué? ¿No te lleno?
-No es tu error, no tiene nada que ver. Contigo me siento
plena.
-Si eso fuera verdad no te hubieras fijado en ese chico,
creo.
-No estoy de acuerdo. -se defendió. -tienes razón… no te lo
tenía que haber contado. -soltó mi mano y se tumbó. Se echó la sábana hasta
cubrir su cuello, dándome la espalda. Solo noté una cosa en su voz. Poca
confianza. La sentí lejos. Como si a cada segundo se fuera alejando de mí. Como
si ya no estuviéramos pegadas a fuego. Falta de confianza por eso que dijo.
"No te lo tenía que haber contado".
-Oye, que no, que hiciste bien en decírmelo… -la busqué,
asomando mi cabeza por su hombro. Pegué mi cuerpo al suyo por detrás, y rodeé
su cintura. -aunque no tuviese relevancia, quisiste ser sincera. Es algo que
debería valorar.
-No te arrastres así. -me quedé muda. -he sido una inmadura.
-No podemos seguir con esto… -dije abatida. El tema me
superaba. -ya está. ¿Vale? Cerramos capítulo. -oí como tragaba saliva.
-Sí. Ya está. -giró levemente su cabeza. Le sonreí,
transmitiéndole que había olvidado el error que cometió. Fuera rencor. -¿puedo
besarte?
-¿QUÉ? -grité riéndome. -¿DE VERDAD ME PREGUNTAS ESO?
-comenzó a dar carcajadas al igual que yo. Alargó su brazo hasta rodear mi
cuello, nos besamos mientras ladeaba su cuerpo hacia mí, hasta quedar
completamente abrazadas. -aún no asimilo lo que acabas de preguntarme.
-Cállate ya. -rió. Pero yo seguía comentándolo. -¡para! -me
tapó la boca, distorsionando mis palabras. -me babeas la mano, qué asco. -dijo,
sacudiéndola.
-Yo también te quiero y eso. -bromeé, dando lugar al fin del
día.
Estaba todo listo. Todo apunto. Todo en orden. En menos de
veinticuatro horas estaría casada con ella.
-¡Venga, vamos! -le gritaba Pepi a su hija.
-¡Que ya voy, pesada! -se quejó ella. Pero antes de seguir
las indicaciones de su madre, se giró otra vez. Esta vez para besarme.
-Conseguirás cabrearla. -le susurré. Sonrió, dejando escapar
una risa de lo más infantil. -va, tira. Mañana nos vemos.
-Eso espero. ¡No me plantes! -chilló mientras su madre se la
llevaba tirando de su brazo. No pude evitar soltar una carcajada. Nuestras
progenitoras se empeñaron en separarnos la noche antes del enlace. Querían
continuar con la maldita tradición. Yo debía quedarme en un hotel con vistas a
la playa. No podía quejarme. Algeciras era preciosa. Salí a la terraza y pude
percibir el olor a mar. Mi tranquilidad se vio perturbada por unos golpes en la
puerta.
-¡¡Li!! -exclamé al verla. Hacía días que no quedaba con
ella.
-¿Cómo van esos nervios? -me medio abrazó.
-Joder, qué barriga. -reí. -los nervios están ahí. Tengo un
gusanillo en la barriga… Quiero que todo salga bien.
-Pues claro que sí. Todo te sale bien. -entró en la
habitación. Observé sus andares. Ya empezaba a torcer la espalda. Los seis
meses de embarazo los llevaba bastante bien. Tomó asiento en una de las sillas
que rodeaban una mesa.
-¿Y Pablo? -me extrañaba verlos separados.
-Está abajo reuniéndose con sus coleguitas. Me he cansado de
tanto famoseo.
-Ay, como han cambiado las cosas…
-Pues sí. -miró a la nada muy nostálgica. -con lo corrientes
que éramos nosotras dos.
-Seguimos siéndolo. -la corregí.
-Es verdad. -sonrió plenamente, acariciándose el bombo.
-Podrías sacarlo de ahí y que llevase mis anillos.
-Eres idiota, definitivamente. -me insultó. -hoy te perdono
porque sé que estás nerviosa y eso te lleva a decir tales gilipolleces. -reí.
La echaba tanto de menos. Oímos unos pasos detrás nuestra. Mierda. Había dejado
la puerta abierta.
-Siento haberos asustado. -era Vane, con un nuevo look. Se
había echado unas mechas rubias. Le quedaban bastante mal. O sería que no
estaba acostumbrada. Se unió al círculo. -madre mía, qué rápido crece Pablo
Junior. ¿Cómo estás, Lidia?
-Bien, bien. -asintió. -¿y tú…? -todos sabíamos a qué nos
referíamos.
-He vuelto con ella. -contestó a nuestra duda. Úrsula había
vuelto a su vida. En realidad lo veía venir. -no he querido que viniese… no me
parecía bien.
-Gracias. -agradecí. No me apetecía nada verla.
-Igualmente te manda saludos, y que tengas un buen día.
-sonreí sin mucho énfasis.
-Oye, ¿tienes jamón por ahí? -preguntó Li.
-¿Jamón? -reí. -¿Jamón en la habitación del hotel?
-Dios, qué antojo me ha entrado. Por favor, busca jamón.
-tiró de la manga de mi camiseta. -te lo ruego. -exageró.
-¿En serio? -abrí los párpados.
-¡Por favor! -volvió a exclamar. Vanesa se partía de risa.
Ya no sabía si se trataba de una broma o no… Me levanté y acudí al supermercado
que había al otro lado de la calle del hotel y le compré el dichoso embutido.
Al volver, encontré en ellas sonrisas muy sospechosas.
-¿Qué habéis hecho? -achiné mis ojos. La tele de pronto se
encendió. Luego comprendí que lo había hecho porque Lidia le había dado al
mando. Comenzó a salir imágenes de nosotras tres. Conforme los segundos
pasaban, nosotras crecíamos. Los ojos se me fueron inundando poco a poco.
Textos kilométricos que se perdían en un fondo negro me hacían llorar. Ellas
tampoco tardaron en hacerlo. Qué emotivo todo. El final de la tarde se veía
venir. Las tres abrazadas mirando atrás en el tiempo. Y es que como ellas
mismas habían escrito en el vídeo, una nueva etapa comenzaba para mí.
-¡Ay, parad ya! -rogó Lidia limpiándose los ojos.
-Sí, por dios. -reí. De nuevo, toques en la puerta. Qué
solicitaba estaba hoy…
-Perdonad que interrumpa vuestro descanso. -se inclinó un
joven con un carrito. Era miembro del personal del hotel. -esta es vuestra cena.
-No he solicitado ninguna cen… -no pude terminar.
-Volveré para recogerla en una hora. Disfrute, y perdone las
molestias. -empujó el carro hacia dentro y cerró.
-Qué extraño… -opinó Vane desde la mesa. La comida consistía
en una sopa, un filete poco hecho y una copa de helado enorme. También había
cubiertos de todo tipo, pan y servilletas.
-Venga, que esto se comparte como buenas hermanas que somos.
-dije.
-No, no. Yo me voy ya que tengo que ir a cenar con Pablo. -contestó
mi mejor amiga.
-Y yo he quedado con Raquel… -se excusó Vanesa. ¡Raquel! Aún
no la había visto desde nuestra visita a Calanda. Su hijo debía estar enorme…
Me quedé a solas con el informativo de las 9 y la cena que
ni siquiera había pedido. Guerra, política… Nada especialmente nuevo. Me
aburría un poco que el mundo siempre siguiera igual. Hice un poco de zapping.
El zapping en los hoteles era más divertido. Nunca sabes qué puedes
encontrarte. Canales en alemán, en inglés… La noche se tornó en cuanto me
limpié con la servilleta, pues ésta estaba escrita. "Espero que te guste
la cena. Te espero a las doce en la plaza del Ayuntamiento. ¡No te pierdas! Te
ama tu casi mujer." No recuerdo cuántas veces leí la nota… Estaba
completamente loca por ella. Las tres horas esperando a que sonaran las
campanas se me hicieron eternas. Estuve mirando las piedrecitas de la plaza una
media hora. Las paredes del hotel me pesaban demasiado, así que salí mucho
antes.
-¡Estás aquí al fin! -exclamé.
-Oye, que son menos cinco. -rió, abrazándome. La alcé y
dimos vueltas.
-Estás loca. -le dije.
-Pero te encanto, y lo sabes.
-Eso es lo peor… -sacudí la cabeza. -como nos pille tu madre…
-Te va a cortar la cabeza. -sentenció ella. Me asusté.
-anda, vamos. -entrelazó sus dedos con los míos. Dimos paseos por todo el
pueblo. Lo recorrimos de punta a punta por la arena de la playa. Las olas rompían
contra nuestros pies, mojándolos continuamente. Era genial sentir esa sensación
de frescura. Pero aún mejor era sentirla con sus dedos entre los míos.
Apretándome y soltándome.
-Vamos dejando las huellas en la arena. -dije mirando hacia
atrás.
-En realidad es como haces tú conmigo. Me dejas huella… Pero
solo hay una diferencia.
-¿Cuál?
-Que estas se borran. -sonrió plenamente iluminando la noche
incluso más que la luna, que esa noche estaba completa. -vaya cara de tonta se
te ha quedado. Te brillan los ojitos.
-Tú haces que brillen. -dije. -¿quién tiene ahora cara de
tonta?
-Idiota. -me insultó. Me empujó a la arena, y se tiró sobre
mí.
-¡Te has pasado! -grité. Iba a hacerle cosquillas, pero
agarró mis brazos, enterrándolos en la tierra. Mordió mi cuello, clavando sus
dientes en mi piel. Fuimos dando vueltas por la playa, sin parar de besarnos y
de reír. Aunque los granos de arena se colasen por nuestra ropa, aunque se
perdiesen en nuestro pelo. Nada podía pararnos.
Soy Lucía. Este capítulo ha sido más corto y sin embargo se me ha hecho más corto, yo creo que por las ganas que tengo de que llegue la boda.ha sido muy bonito. Publicarás mañana o tendremos que esperar hasta el próximo donde? No nos hagas esperar mucho porfis.
ResponderEliminarMenudo capitulón! Cuando creo que ya no nos puedes sorprender con nada, en cada capítulo lo haces y te superas un poquito más. Enhorabuena y muchísimas gracias por escribir así y compartirlo con nosotr@s, no dejes nunca de hacerlo!
ResponderEliminarValla capitulón!! ���� super bonito..sigue asi escribes genial y no nos dejes mucho tiempo con las ganas de saber como es la boda
ResponderEliminarPRECIOSOO!!!SUBE PRONTO POR DIOS//GRACIAS POR COMPARTIR ESTO CON TODOS
ResponderEliminarSube capitulo nuevo!!!! #PERFECTA
ResponderEliminarme encanta el capitulo estoy deseando la boda pero no se q te pasó q has tardao como una semana en subirlo asi q no tardes mucho en el siguiente q me muero¡¡¡¡¡ dos días minio eh jaaja gracias por hacer esta novela, por escribirl, por llenarnos con ella, por hacer q pasemos tanta intiga pero al final se nos vaya...... no tengo palabras para agradecerte todo lo q haces pero de verdad : GRACIAS¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarno sabes lo mucho que animas con esta historia a gente como yo, eres increíble y escribes genial no dejes nunca de escribir cuando acabes esta novela sigue con otra merece la pena leerte. animo eres grande
ResponderEliminarno importa que tardes una semana en subir nuevos capítulos la espera es buena porque merece la pena esperar ya que cuando escribes nos dejas contentos y nos dura una semana o mas. pero no dejes nunca de escribir vales mucho
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