sábado, 4 de octubre de 2014

T2. Capítulo 27. Y SI NO DAS MÁS.

-¿De verdad quieres acabar con esto? ¿de verdad? Todo ese amor que sientes. ¿Quieres derribar los castillos que pintaste y aplastar nuestro pasado? Todo lo que vivimos, cariño. -me indigné. Cabizbaja, negó con la cabeza. Acaricié su barbilla y controlé mis nervios. Busqué un poco de paciencia entre mi malhumor. -no dejaré que esto se vaya a la mierda por una tontería. -susurré en su oído. Me besó la mejilla y agarró mi mano, la cual acariciaba dulcemente su mentón.
-Yo tampoco dejaré que eso ocurra. -sonrió levemente. Me alegraba contar con eso.
-¿Me quieres? -le pregunté. Era cierto que me lo había dicho mil veces. Y mil veces la había creído.
-No he querido a nadie como te quiero a ti. -respondió sinceramente, besando con fuerza mis labios. Se abrazaron, buscándose como nunca antes lo habían hecho. -lo siento. -se disculpó mientras su sabor se alejaba lentamente del mío.
-Sé que podremos superarlo. -le dije. -si quieres, claro.
-Sí. -afirmó. Miró hacia el cielo estrellado y soltó un bufido. -soy un poco idiota. Siento que tengas que aguantar esto. -pasó su lengua por sus labios. -no te lo mereces. No te mereces a alguien como yo.
-No estoy contigo porque me merezcas o no, estamos juntas por lo que sentimos. -la corregí. -ninguna es mejor o peor que la otra. Simplemente somos dos personas, diferentes en algunas cosas, pero similares en otras. -asintió entendiendo lo que quería decirle. -no todo iba a ser de color de rosa… -suspiró, levantándose del suelo.
-Voy a intentar dormir algo que mañana salgo temprano. -me ofreció la mano. La agarré y consiguió alzarme. Nos abrazamos durante unos minutos. Sus manos se perdían por mi espalda, y su pelo por mi cara.
-Buenas noches. -le deseé, dándole un pequeño beso. -me quedaré un rato más. -dije.  No me apetecía irme a la cama aún. Solo daría vueltas sin conciliar el sueño.
Me dirigí hacia la mesa del comedor con un taco de folios y un bolígrafo azul. Me senté bajo la luz de la lámpara y comencé a reflexionar. Había sido un tanto egoísta, al menos, eso era lo que sentía en ese instante. Había puesto mucho de mí en esa idea, cuando era una idea de dos. Era un proyecto común. Por un momento pensé que era real, me había hecho entender que a ella también le hacía ilusión. Pero cada vez me daba más cuenta de que nunca había querido hacerlo. Quizá estuve demasiado ciega y no supe ver fuera de mí y de mis ilusiones. Agarré la primera hoja del montón y redacté el borrador de un comunicado. La boda se cancelaba.
La mesa estaba llena de incontables folios escritos, y otros tantos rotos. Y es que no sabía cómo hacer aquello. ¿Con qué cara se lo decía a todos los que se habían entregado tanto como yo? Mi madre, sus padres. Nuestros familiares, amigos. Lo esencial era darles las gracias por todo lo que se habían preocupado. Lo tendría en cuenta siempre.

Un empujón me desveló. Abrí los ojos con dificultad. Estaban muy pegados. Vi un foco de luz que me deslumbró. Procedía de la ventana. Ya había amanecido. La mesa seguía repleta de hojas. Oí un suspiro tras mi oreja. Besó mi pelo y confesó que había leído todos y cada uno de los papeles. Decidió sentarse en mis piernas, rodeando mi cuello.
-Te entiendo. -murmuró. -¿pero estás segura?
-Estoy harta de que dudes, Malú. Yo quiero seguridad en ti. Quiero verte creer en esto. -rompió el papel menos arrugado, o sea, el definitivo. La miré incrédula.
-Te doy el sí definitivo. Se acabaron las dudas. Estoy segura de lo que siento y quiero. De verdad. -parecía poner énfasis.
-Ya, bueno. Eso dijiste también la otra vez… -resoplé recordando su discurso en el concierto.
-Estamos hecha la una para la otra. -sonrió. -nada podrá con esto. Sabemos superarlo todo. -yo no cambié el gesto.
-Ahora soy yo la que no quiere casarse. -se le borró la sonrisa de golpe. -he perdido las ganas que tenía. -me sinceré. Mejor decirlo ahora que no plantarla ese día. Aparté sus brazos de mis hombros. Le hice entender que quería salir de allí, por lo que se levantó. Caminé hasta el cuarto de baño y me di una ducha fría. No me creía lo que acababa de decir. Aquel día me esperaban cuatro entrevistas en diferentes medios. Mi cabeza estaba completamente ida. Pensaba solo en ella. En nosotras. No iba a conseguir concentrarme en mi trabajo por mucho que lo intentase. Al salir del baño, ya no estaba. Ella también tenía un día completo, por desgracia. Me sentí basura.

-¿Y cómo se te ocurrió el nombre del single? -preguntó la reportera. Me embobé con el dobladillo de mi pantalón. Perdí la noción del tiempo mirando como la costura pasaba a lo largo de la tela. -¿Marina?
-¡Sí! -volví a la Tierra. -esto… ¿me puedes repetir la pregunta? -no era yo. No estaba en lo que tenía que estar. Eso era palpable. Mi mánager no tardó en darse cuenta de aquello, y antes de empezar la siguiente, me obligó a desahogarme. Yo no dudé en contarle todo de cabo a rabo. Mari siempre me había escuchado y aconsejado. Según ella, todo lo que me afectaba le interesaba. Estábamos muy conectadas. Cualquier cosa que pudiera influir en nuestro trabajo le incumbía.
-Dios de mi vida. -opinó al oírme. -bollodrama del bueno. -le tiré una servilleta.
-Ni gracia.
-Borde. -me calificó. -¡un poco de sentido del humor!
-No estoy yo para… -no me dejó terminar.
-¡Qué negativa eres! ¡Seguro que se soluciona!
-Tengo un malestar ahora mismo… -dije, llevándome a la boca la última patata que me quedaba.
-Pero a ver, ¿tú no querías unirte a ella y todas esas ñoñadas? -se hizo un lío.
-Quiero, pero joder, yo no veo que ella esté interesada en eso. -intenté explicarme.
-Ah, claro. Es eso. Yo juraría que sí lo está… -mojó la hamburguesa en una salsa. Qué fina era.
-¿Qué crees que debo hacer? -rogué una respuesta. -ayuda.
-No sé, todo depende de Malú.
-¿Cómo?
-Fíjate en su comportamiento a partir de ahora. -en eso tenía razón. Podría comprobar si realmente le importaba o no el casarse conmigo a través de sus actos. -va siendo hora de que nos vayamos. Vamos tarde. -miró el reloj. La imité. Volvía a estar en lo cierto. Qué sabia siempre esta mujer.
Entre que llegamos tarde y mi flojo desparpajo aquel día, la entrevista salió como un churro. Quise pedirle disculpas por aquello a la revista, y les dije abiertamente que podría repetirla si no les servía. No era un buen día para mí.
-Anda, anda. -me dio unas palmaditas en la rodilla Mari. -¿rumbo Majadahonda?
-Claro. -contesté sin mucho ánimo. Realmente no sabía con lo que me iba a encontrar. Tras una mirada entristecedora, arrancó.
-Me tienes para lo que sea, ¿vale? -aseguró. Eso me hizo sonreír. De estar siempre a sola a encontrarme con un amplio abanico de gente que me quería… sinceramente era genial. -y alegra esa puñetera cara ya. O te meto un tortazo. -solté una carcajada. Esa era mi Mari.
-Que sí, que sí.
-Y si se pone pesada tu mujer, me llamas y nos vamos esta noche de copas.
-¿Es una indirecta? -levanté las cejas.
-¡Creída! ¡Yo contigo no quiero nada! -reí. -¡que no te rías!
-¿Estás roja? -la piqué un poco más. Metió un frenazo que hizo pitar al coche que iba detrás. El cinturón pegó un tironazo, golpeándome contra el asiento. -¡tía!
-Respeta a tu representante. -dijo seria. Me dio hasta miedo.
-Lo haré… -levanté la mano en señal de promesa. Después de unos kilómetros más, llegamos al chalet. Salí del auto con algo de miedo y nervios. Muchos nervios. Tragué saliva antes de subir las escaleras. Abrí la puerta, la cerradura no estaba echada, lo que significaba que Malú ya estaba dentro.

-¡Ya estoy aquí! -grité. Estaba todo oscuro, ni una sola luz. Encendí la del salón, y vi sobre la mesa un post-it amarillo con unas grandes letras. Me acerqué con cautela. ¿Qué pondría?

2 comentarios:

  1. Vale, ahora si que nos dejas con la intriga!!!
    ya no se por donde nos vas a salir!!
    que nadie diga ahora lo de que se estaba volviendo sosa la historia.. porque me da a mi, que aqui hay mucho que cortar!
    esperando con ansias el siguiente capitulo!!!

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  2. Me llamo Lucía. Es la primera vez que comento. Me he leído la novela en unos pocos días, hasta que llegue al capítulo anterior y la espera se me estaba haciendo eterna. He leído comentarios que decían que la novela en esta temporada estaba siendo un poco llana. Pero a mi me gusta como va hasta ahora. Es muy real, muy del día a día. Sobre el capítulo decir que espero que la notita del post-it traiga algo bueno. Espero (o imagino) que Malu le tenga una grata sorpresa preparada en plan romántico a ser posible, sobretodo porque normalmente la romántica es Marina. Pero si seguimos con el drama tampoco me quejo. Así luego lo bonito se disfruta más. Pero sobretodo libertad al autor, que para eso te molestas en escribir. Espero que no nos hagas esperar tanto por el próximo capítulo.

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