viernes, 29 de noviembre de 2013

Capítulo 2. VUELVO A VERTE.

Corrí a la sala de familiares. Cuando abrieron la puerta, mi chica se dirigió hacia mí y nos fundimos en un cálido abrazo.
-Que orgullosa estoy de ti. -me susurró al oído. Me besó en los labios.
-Te quiero. -le contesté con su cara entre mis manos. Jesús me dio un abrazo  y me felicitó por mi actuación. Me llevaron al pasillo y me pidieron que dijera ante la cámara cómo me sentía:
-La verdad es que estoy súper emocionada… -me puse las la manos en la cabeza. - No puedo creer que les haya emocionado con mi canción… y que a Malú le haya gustado la versión que he cantado de su tema… ¡ES INCREÍBLE! -alcé los brazos al aire.
Volví con Vanesa, que me esperaba en el pasillo central, rodeada de cuadros de los más emblemáticos personajes de la cadena.
-He traído refuerzos. -portaba varias chocolatinas y refrescos. Qué haría sin ella… -¿Nos vamos a casa?
-Quiero quedarme a ver a Malú… me han dicho que saldrá por esta puerta de aquí…
-¡Qué emoción! ¿Crees que querrá hacerse una foto conmigo?
-¿Quién no va a querer hacerse una foto contigo si eres lo más bonito del mundo? -le besé en la frente.
Nos sentamos en los bancos que había junto a la pared y merendamos mientras comentábamos mi hazaña. Vi pasar a los siguientes concursantes arropados entre sus familias… o gritando de alegría con ella. Eché la cabeza atrás y cerré los ojos unos minutos.
-¿Qué ocurre? -me acarició el pelo.
-Debería estar saltando por todos lados… he cumplido un sueño. Pero...¿sabes lo que echo de menos no poder abrazarme a mi familia? Llamarles y contarles lo que ha pasado… sentir que están orgullosos de mí. -una lágrima recorrió mi rostro.
-Podemos llamar a nuestros amigos. -sacó el móvil. Me sacó una sonrisa y acepté su oferta.
Telefoneamos a toda la lista de contactos, contándoles con detalle la que lié en el plató de "La Voz". Con una euforia inmensa, todos me felicitaban, pero seguía sintiendo el vacío que dejaban mis padres.
-Cariño, ¡mira! -Vanesa señaló al final del pasillo. La puerta se abría. La agarré de la mano y corrimos hacia ella. Salieron Bisbal, Rosario y Orozco, que se alegraron mucho de verme.
-¡Y aquí tenemos a la estrella del día! -me rodeó el cuello David. -Niña, qué arte tienes.
Vane no pudo evitar soltar una risilla. Yo miraba por todos lados, ¿dónde se había metido mi ídola?
-Si buscas a Malú, está en su camerino. -intervino Antonio.
-Y allí cómo que no nos vamos a colar… -dije con pena. Mi novia me miró con una mirada desafiante. Un… ¿nos arriesgamos?
-Estás loca… -le sonreí incrédula.
-Final del pasillo de arriba, a la derecha. -nos susurró Rosario. No estaba segura de aquello, el caso es que la adrenalina del momento y la pura felicidad que mostraba mi chica en su cara, me llevaron a volar por las escaleras y situarme frente la habitación en la que estaba María Lucía.
Estando allí, me rajé. No era capaz de llamar. Me mordí el puño y sentí como las cosquillas del estómago volvían por segunda vez en el día. Con un giro rápido y tras un despiste mío, Vanesa tocó tres veces la puerta. ¿QUÉ HACES?, le grité. Di una vuelta sobre mí con las manos en la cabeza. ¡Tierra trágame! chillé para mis adentros. Vi el pomo se girar lentamente. Mi novia me cogió de la mano y sonrió. Le brillaban los ojos.
-¡Marina! -Malú asomó la cabeza y… para mi sorpresa… se acordó de mi nombre. -Voy a vestirme y salgo. ¡Un momentín!
-¡Ay!¡Ay!¡Ay que está desnuda…! -Exclamó Vane moviéndose de un lado a otro. -Marina que está… justo detrás… de…esta…
-¡Tranquila que te da un infarto! -le corté. Vane comenzó a salir conmigo hace 5 años. Nos conocimos en el bachiller y se había convertido en una de mis mejores amigas. Salíamos en pandilla casi todos los sábados, cuando se podía. Hasta que comenzó a gustarme, ya no sólo como amiga, sino como algo más. Sus ojos verdes agua, su pelo castaño que llegaba hasta los hombros y esa simpatía y gracia que repartía a donde iba me enamoraron. Tanto, que se convirtió en una obsesión para mí. Siempre le habían gustado los chicos, por eso no me atrevía a confesarle mis sentimientos. Fue el 12 de agosto de hace cinco años, cuando la tuve tan cerca que no pude resistirme a sus ojos verdosos, que me miraban tan fijamente… la besé. Así, sin avisar. Pero ella no se quitó, me siguió el juego y continuó besándome.
-¡Perdonad, chicas! -Malú salió de repente del camerino, con una camiseta ancha y unos vaqueros, muy juvenil. Su largo pelo seguía igual que en el programa, definiendo unas ondulas perfectas.
-Perdónanos tú por llamar a tu camerino por la cara. -me disculpé. Ella rió y negó con la cabeza. "Es un placer recibir fans en la puerta", me contestó.
-Soy Vanesa. -mi chica le tendió la mano. La diva la rechazó y le dio dos buenos besos en la cara.
-Y a ti ya te conozco, pero te voy a dar otros dos. -sus labios otra vez en mis mejillas.
-¡Te seguimos desde siempre! ¡Eres toda una diosa! -le chilló Vane.
-Cariño, no es sorda. -me hice la graciosa. Ambas soltaron carcajadas.
-Jo, pues muchas gracias. Me sigo emocionando cada vez que me dicen cosas así… Es realmente fuerte verte en millones de cuartos pegada en la pared y en fotos de perfil de twitter… no me acostumbro aunque lleve ya 16 años. -nos explicó mientras bajábamos las escaleras.
-En nuestra casa estás hasta en el frigo. -contó Vane, y ninguna de las tres pudimos evitar reír.

-Bueno chicas, yo me vuelvo a casa que estoy reventada. A ti ya te veré prontito para las batallas, un placer oírte. -nos volvió a dar dos besos. Antes de marcharse, le pedimos una fotografía. "Ésta la ponéis en el microondas". Comentó muy simpática la artista. Mi novia estaba flipando aún. No se creía aquel episodio que acababa de vivir. "¡Que hemos llamado a su camerino!". Estaba totalmente eufórica… yo aún seguía en una nube. No conseguía asimilar todo aquel vuelco que acababa de dar mi vida… 

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